No es fácil hincarle el diente a la obra de Led Zeppelin, un cuarteto tan colosal y definitorio de los pilares del rock duro que ha sido objeto, en términos comparativos, de escasas recreaciones. Da la impresión de que Beth Hart ha necesitado que confluyeran abundante tiempo libre y altas dosis de angustia, pandemia mediante, para reunir fuerza y valor suficientes con este tributo a una de las bandas más veneradas del siglo pasado. Hart maneja unos estándares tan rematadamente brillantes que sale bien parada del trance, lo que no es poco. Pero la sensación última es que A tribute… está construido con un velo de temor que ensombrece algo la admiración.

 

¿Cómo reformular una obra que, medio siglo después, se repasa con la devoción propia de un santo grial entre la grey de los sonidos más guitarreros, duros y expeditivos? La blueswoman debe de haberse planteado durante meses esa duda metódica y, a juzgar por estas 12 revisiones, parece llegar a la conclusión de que las sagradas escrituras son intocables. La selección del repertorio se centra mayormente en los clásicos-de-entre-los-clásicos y el repaso opta por la literalidad escrupulosa: ni cambios de ritmo, intención o ambientación, ni modificaciones melódicas y mucho menos armónicas. Si a eso le añadimos que la tesitura vocal de Robert Plant ya se movía prácticamente en rangos femeninos, el tributo bordea en más de una ocasión la condición de calco.

 

El disfrute es considerable. La sorpresa, en cambio, brilla por su ausencia. En cuanto a repertorio, la única salida de guion pasa por la inclusión de The crunge (de Houses of the holy, 1973), aquella simpática travesura funk a la manera de James Brown que ahora, medio siglo después, se testimonia… con idénticas hechuras de funk. Lo mejor, o al menos lo más innovador, se lo reservamos a los arreglos orquestales con los que David Campbell salpimenta buena parte de las grabaciones. Pero también en eso nos queda la sospecha de que el realce para Kashmir o Stairway to heaven resulta muy afortunado, y en The rain song ultralírico, pero en Baby I’m gonna leave you suena aparatoso y en Good times bad times, abiertamente postizo.

 

En realidad, puede que todas las objeciones sean melindrosas y lo mejor consista en dejarse llevar. Porque con A tribute to Led Zeppelin invertiremos 55 minutos de evidentísimo disfrute, sin duda. Y siempre nos quedará luego la opción de acudir a las fuentes y comparar originales y reinterpretaciones, un ejercicio siempre suculento.

 

4 Replies to “Beth Hart: “A tribute to Led Zeppelin” (2022)”

  1. Lo acabo de escuchar y me gustó mucho. Esperaba algo diferente, pero resultó muy similar a las versiones originales, sobre todo en la parte musical.
    Sin embargo me gusta porque suena bien, la voz de Beth es hermosa y va perfecta para los temas de Led Zeppelin.

  2. Lo estuve escuchando en straming por si me lo agenciaba físicamente. No entiendo muy bien el casi calco musical de los temas, sin aportar absolutamente nada, y encima como dices “la tesitura vocal de Robert Plant” de Beth Hart. La decisión es: No, gracias, no me lo compro. demasiado parecido al original.
    En un comentario que realicé cuando salió el último trabajo de Greta Van Fleet, donde mucha gente se metía con los mismos parecidos de las estructuras musicales y voces de los Zep, dije que no me importaba, las canciones eran suyas. Ese si lo compré.

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