Existe un detalle entrañable, pero también paradigmático, en este disco, que sirve para hacernos a la idea de cómo funcionan las cosas en Big Thief, esa pequeña familia campestre que vemos retratarse para la portada en actitud más de compañeros de picnic que de estrellas del rock. El año pasado, la cantante, compositora y jefa de filas del cuarteto, Adrianne Lenker, sintió la necesidad de grabar por su cuenta un álbum, Abysskiss, al margen de su grupo. En cualquier otra banda habría cundido la inquietud ante lo que las lecturas más canónicas entenderían como un indicio de desapego, el primer aviso de una posible ruptura. En Big Thief, lejos de ello, han preferido recuperar, reformular y hacer propios un par de esos temas, sobre todo el hermosísimo From. Es una manera de simbolizar que en este colectivo prima el abrazo, el reconocimiento generoso. Y es muy lindo constatar cómo desde la vulnerabilidad, que en la voz y el discurso de Lenker es muy acusada, podemos llegar al aliento solidario, a la belleza como refugio de esperanza. UFOF (“amigo del ovni”, debemos deducir de la letra del tema homónimo) es, en su condición de tercer álbum, la consolidación no ya evidente, sino abrumadora de una formación que llega mucho más lejos de los paradigmas bucólicos. Porque los de Brooklyn conservan guiños a las estructuras musicales del folk, en el caso de Cattails y, sobre todo, Orange, pero el ropaje para la frágil Adrianne se ha ido sofisticando. Los arpegios absortos de guitarra son fascinantes durante todo el álbum, igual que las pinceladas mínimas de electrónica, la muy imaginativa batería de James Krivchenia y las caricias sutilísimas de Max Oleartchick al bajo. Century es, por decirlo pronto, una de las mejores canciones del año, pero la narcótica capacidad evocadora de Open desert o la preciosidad obsesiva de la mencionada From (escuchen cómo se le quiebra la voz a la cantante cuando pronuncia la palabra “Screaming”) no se queden atrás. Y desde la noruega Stina Nordenstam, a la que hace mucho que añoramos, no descubríamos a una muchacha que se nos desmadejara de esa manera frente al micrófono, que pudiera emitir unos ronroneos tan conmovedores.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *