Hay discos por los que el tiempo pasa con una crueldad implacable, haciendo gala de una indiferencia casi altanera. Y esa circunstancia es origen de olvidos dolorosos e inmerecidos, un fenómeno que en realidad atañe en buena medida no solo a esta delicia de 1974, sino a su propio firmante. Pocos intérpretes y autores merecerían más una revisión que Dan Fogelberg, al que incluso acompañó la mala suerte en el trance de la despedida: un cáncer se lo llevó en 2007, con apenas 56 años, sin que le brindáramos un homenaje a la altura de su cancionero. Recuperar trabajos como Souvenirs, el segundo de su catálogo pero el primero con el que empezó a gozar de cierta repercusión (ojo: Home free, de 1972, es una exquisitez para cazadores de recompensas), sirve casi para enmendarle la plana al destino.

 

No son pocos los motivos para desempolvar esta entrega de country-pop ligero y prístino, de canciones que bien podrían incorporarse a los cánones de la prolífica cosecha de orfebres en los parámetros del soft o el yacht con que nos obsequió la década de los setenta. Para empezar estaba ese sencillo, Part of the plan, que habrían de escuchar, diseccionar y aprender todos los pupilos de la escuela yanqui: es pegadiza, instantánea, adorable con esa voz de dulzura frágil y nada empalagosa, perfecta en el ascenso a la gloria de su estribillo. Y para cerrar el festín asomaba There’s a place in the world for a gambler, balada tremebunda que incluso gozó de bendición peliculera en FM, filme del que hoy no se acuerda casi nadie pero cuya banda sonora era un emblema de lo más adorable de la música de la década al otro lado del Atlántico.

 

Había muchos otros motivos. Estaban Illinois, sentido tiempo medio al terruño con otro estribillo-Everest pletórico. Añadamos a la ecuación Morning sky (los Eagles habrían matado por tenerla en el repertorio), todas esas segundas voces, la sensibilidad y la seda. La vida, ya decíamos, no fue generosa con Fogelberg, desaparecido pronto. Ni los melómanos tampoco. Incluso hemos casi olvidado una adaptación meritoria al castellano de Longer (1977) a cargo de Ana Belén, que en 1980 la convirtió en Mucho más. Algún otro disco de Daniel Grayling Fogelberg
incurría en algo de melaza; este, como Captured angel (1975), el doble The innocent age (1981) o Windows and walls, ya en 1984, seguirán siendo regalos eternos.

4 Replies to “Dan Fogelberg: “Souvenirs” (1974)”

  1. Que bueno Fernando, y qué tiempos aquellos en los que escuchaba cada noche el vuelo 605 de Ángel Álvarez, donde conocí a este y otros muchos músicos y bandas. Imagino que tú también le seguías, tanto en Caravana como en el citado vuelo del que era piloto ese forjador de melómanos. Aunque reconozco que Longer fue el mayor éxito (y merecido) de Fogelberg, mi favorita era The power of gold, a dúo con Tim Weisberg en aquel disco de título tan original, gemelos de madres diferentes. Qué buenos recuerdos.

    Luis

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