Jeff Tweedy siempre ha sido, bendición, un artista razonablemente prolífico. Pero tenemos en cuenta que “Sukierae” (2014) era un teórico dúo con su hijo batería, Spencer, bajo el nombre de Tweedy, y que “Together at last” (2017) recuperaba y recreaba canciones dispersas de Wilco, Uncle Tupelo, Golden Smog y demás aventuras, y resulta que estamos, en puridad, ante el debut como solista de nuestro personaje. Resulta que Tweedy anda por las 51 primaveras y le seguimos los pasos desde hace tres décadas, así que las referencias a las que asirnos en “Warm” son múltiples. Y sí, este Jeff sosegado, semiacústico, confesional y doliente, pero no punzante, se encuentra mucho más cerca del hombre que entregó de manera casi sucesiva “Star wars” y “Shcmilco” que de todas las tormentas interiores, derivaciones farmacológicas incluidas, que a principios de siglo dieron como fruto “A ghost is born”, la más incómoda de todas las obras maestras de la música norteamericana reciente. “Warm” es un disco precioso que hace honor a la calidez de su nombre, pero no una obra rupturista. Es un testimonio muy honesto por parte de un cerebro privilegiado que ya no se desangra a cada línea. Incluso le planta cara a la parca en “Don’t forget”, una pieza instantánea y deliciosa donde reitera, casi como un karma: “Todos pensamos en la muerte / No dejes que eso te mate”. La crisis de la mediana edad no permite grandes alborozos, y pese a ello “Let’s go rain” o, sobre todo, “I know what it’s like” se erigen en clásicos para agregar a los cánones de Tweedy desde la primerísima escucha. Hay quien le pide a Jeff que vuelva al dolor, a las medicinas. Pero ahora la medicina ha pasado a ser él mismo.

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