A viaxe es, en efecto, una ambiciosa singladura, pero también un autorretrato sonoro y el reflejo de unas vicisitudes familiares que, siendo propias, les pueden resultar particularmente cercanas a no pocos oyentes. Más aún si, como en el caso de los padres del pianista Juan Carlos Cambas, provienen de Galicia y Asturias. Ambos progenitores emprendieron en su día ese camino siempre amargo e incierto de la emigración, en este caso hacia Argentina, y no pudieron desandar el camino hasta medio siglo más tarde. Las 18 piezas incluidas en este minucioso proyecto son una banda sonora plausible para toda todo ese tránsito colosal, y Cambas la afronta rodeándose de casi una treintena de músicos entre argentinos y españoles, pero también de dos portugueses ilustrísimos (Dulce Pontes y Joao Afonso) y de un cubano que es voz autorizada para hablar de patrias, desarraigos y caminos valientes: Silvio Rodríguez, nada menos.

 

Diez años ha invertido nuestro protagonista en acabar de urdir esta obra, de presentación fastuosa (sobresaliente alto para esa caja en la que el orondo libreto, de 72 años, adquiere aspecto de pasaporte) y con una indicación de “CD1” en su esquina inferior, lo que hace pensar en futuras entregas. El material –ajeno y propio– reunido por Cambas ha de ser necesariamente prolijo y, a fin de cuentas, este volumen prima claramente, en contenidos y participantes, la vertiente argentina frente a la del noroeste peninsular. Nada que objetar, claro. Al contrario: el piano de Cambas, crecido y formado en el barrio bonaerense de Recoleta, sirve como intersección entre sus lecciones clásicas y todo el bagaje adquirido en música folclórica argentina.

 

Ese detalle termina siendo el más interesante, por cuanto este viaje subtitulado Dende Arxentina ata Galicia no incurre en la habitual pleitesía tanguera y abre el foco hacia valses, canciones, zambas (ojo con León Gieco cantando por Zitarrosa), milongas, danzas como el malambo o música surera (del sur) y pampera. Hay un tango de Piazzolla, sí, que recae en la voz de Dulce Pontes, mientras que la gallega Uxía, maestra y a estas alturas ya institución, se alía con Suma Paz para dar forma a El árbol que tú olvidaste, de Atahualpa Yupanqui.

 

La herencia gallega no emerge con nitidez hasta la polka tradicional Bailando con Rosiña, que rescató y popularizó Carlos Núñez y aquí Cambas aborda junto al cuarteto Musgalia, de vocación tradicional pero pulso eminentemente renovador. Y acierta también nuestro voraz maestro de ceremonias rescatando la hermosísima Aquí embaixo con su creador, Joao Afonso, heredero directo de Zeca. No ha escatimado tiempo, esfuerzos, gestiones ni efectivos Juan Carlos Cambas en culminar la gran obra de su vida, dicho sea con validez en todas las acepciones. Veremos cómo concluye el viaje y si Cambas aprovecha para aportar más partituras propias, que aquí habrá relegado, suponemos, en beneficio del discurso general.

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