Lo de este Bright phoebus es algo muy grande. Un pilar ineludible en la historia del folk británico, pero también un poco de la psicodelia. En el fondo, una maravilla superlativa, más allá de etiquetas y demás acotaciones.

Y lo asombroso es que semejante perla permaneció descatalogada e inencontrable durante más de cuatro décadas. Solo una reedición de 2017 permitió acceder de manera sencilla a este material, de valía incalculable entre las huestes del folk británico. Aún hoy, fuente de inspiración entre esas jóvenes generaciones (¡Josienne Clarke!) que difícilmente accederían a este vinilo en sus tiempos más bisoños.

El influyente Martin Carthy, casi un patriarca, y el guitarrista Richard Thompson, que había abandonado para siempre el barco de Fairport Convention en 1971, fueron los más involucrados en esta grabación. Bright… estaba llamada a ser la única colección de material propio de los hermanos Lal & Mike Waterson, que dentro de The Watersons habían despuntado por sus versiones a capela de los clásicos folclóricos. Era un disco tan asombroso, en el más amplio sentido, que recibió parabienes y repulsas a partes iguales: no toda la afición estaba preparada para un trabajo que irrumpía con Rubber band, una delirante respuesta folkie a The Beatles; guiñaba un ojo a She’s leaving home con To make you stay, se entregaba a los brazos de la psicodelia con Magical man o desgranaba los sinsabores de la soledad y el alcohol en la devastadora Red wine promises.

Este gran tesoro desapareció de la circulación en cuestión de meses, para no volver a ver la luz hasta cuarenta y tantas temporadas después. Y eso, aun habiendo sido citado como una “influencia decisiva” por artistas como Colin Meloy (The Decemberists), Richard Hawley, Billy Bragg o James Yorkston. La reedición de Domino (acompañada por un segundo disco con las maquetas de 1971) acabó por descubrir una obra sencillamente fabulosa, aunque resultara amargo reparar en que ni Mike ni Lal estaban ya entre nosotros para disfrutar de este reconocimiento definitivo.