A la mallorquina Maria Jaume ya le tomamos la matrícula hace menos de dos años con Fins a maig no revisc, un debut sorprendente por su carácter fulminante y la lucidez que demostraba sin casi bagaje previo de ningún tipo. Con Voltes i voltes hemos perdido el efecto sorpresa, pero también parece evidente que la veinteañera de Lloret de Vistalegre ha ganado en precisión y elocuencia en estas dos temporadas escasas de trayectoria. Todo es más elaborado, rotundo y convincente en este segundo elepé, por mucho que ya no podamos cargar las tintas en la inexperiencia de su firmante o en su juventud extrema: la conocimos con 20 añitos y ahora hemos de elevar el cómputo hasta los 22, una cifra que sigue siendo escandalosamente baja y envidiable.

 

Los arreglos, en cualquier caso, han ganado cuerpo y empaque. Hay más teclados y guitarras, y un aire atemporal y perezoso, con querencia evidente hacia los tiempos medios, que no deja de recordarnos a ese Josh Rouse maduro y mediterráneo que admiramos y disfrutamos como un hijo adoptivo del que sentirnos orgullosísimos. Sobre todo en episodios como el adorable Dunes de cous-cous, que refrenda la habilidad de Maria para las figuras, imágenes y argumentos insólitos; lo vislumbramos ya en títulos como Autonomia per principiants, pero es un mérito que ahora alcanza cotas más evidentes.

 

¿Cómo no rendirse ante una muchacha que puede escribir una canción denominada Ni Picassos ni Dalís? ¿Y como no vislumbrar un instinto de pop radiante en cuartillas tan pletóricas como A final de mes o la risueña Me desplom, donde bromea con la capacidad que tienen las personas que nos gustan para fascinarnos, pero también para sacarnos de nuestras casillas? Jaume vuelve a decantarse por un elepé breve, casi fugaz, pero más instantáneo y mejor resuelto que su ya muy sorprendente antecesor. No, no fue casualidad: lo de esta chica distaba de ser una flauta que sonaba por puro azar. Al contrario, hay motivos para que sus compañeros y compañeras de generación Z sientan envidia hacia su facilidad desarmante para armar historias inexpugnables de tres minutos. ¡Y con homenaje final a Magnetic Fields como epílogo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *