Llevábamos tanto tiempo sin noticias suyas que a algunos, honestamente, ya se nos había evaporado su nombre de la memoria, pero Paolo Nutini ha decidido contrarrestar esperas y sinsabores con un regreso no ya alentador, sino glorioso. Como aquel que se desquita después de un barbecho prolongado y nada voluntario, Last night in the bittersweet tiene hechuras de elepé doble de los de toda la vida (por mucho que sus 72 minutos quepan en un único CD), apuesta por un apoteósico sonido analógico que evoca a todo lo mejor de los años setenta y primeros ochenta y amplía las miras de su autor en tantas direcciones como para convertirse en un viaje panorámico por todas las grandes pasiones musicales de este cantautor de las lowlands, hasta ahora mucho más circunscrito a los territorios del soul de ojos azules.

 

Si nos dejamos guiar por la intuición, diríamos que el artistazo de Paisley ha vivido estos ocho últimos años todo tipo de turbulencias amorosas y anímicas, aunque, a juzgar por el fervor sentimental que late en algunas de estas 16 nuevas piezas, se ha rearmado en lo afectivo de manera muy satisfactoria. Nadie que no esté enamorado hasta los huesos podría escribir una barbaridad como Through the echoes, extraordinaria exhibición de un Nutini que saca su voz más rasgada y temperamental para escribir una de las mejores canciones del año. Y nadie que no se sienta muy seguro de sus posibilidades saldría tan bien parado de Lose it, canción en bucle, incandescente y febril, muy alejada del gusto melódico al que hasta ahora nos tenía acostumbrados.

 

Es, en realidad, una constante de Last night…: si su lejano antecesor, Caustic love (2014), giraba casi en todo momento sobre la fascinación que en Paolo siempre han generado Otis Redding o Wilson Pickett, aquí hay que abrir el foco de manera enérgica. Petrified in love es un zambombazo de new wave que hacia 1978 habrían rubricado (teclados incluidos) Elvis Costello o Nick Lowe sin dudarlo ni por un segundo. Shine a light tiene hechuras de himno para estadios, de esos que a Bono y The Edge ya no siempre les acaban de salir. Y, en contraste, Children of the stars se vuelve solemne con las guitarras eléctricas de sonido recién afilado y Heart filled up experimenta con un crescendo prolongado, imparable y fabuloso, de varios minutos.

 

Inmerso en esta suerte de catarsis, Nutini tan pronto se afilia al country puro, con un Abigail que Willie Nelson habría aceptado con alborozo si se la hubiesen ofrecido, como intercala unos diálogos de Quentin Tarantino en la osada y estupenda apertura (Afterneath), se aproxima al soft-pop orquestal de los Carpenters en la lindísima Julianne o reincide en la nueva ola con un Desperation que cualquier festejaría entre minis de cerveza frente al escenario principal de cualquier festival veraniego. Parece claro que a Paolo Nutini se le habían acumulado demasiadas páginas en la cajonera y que Last night in the bittersweet representa una alborozada puesta al día. Recuérdenlo cuando le pidan, allá por noviembre, un repaso por sus grandes debilidades de la temporada 2022.

4 Replies to “Paolo Nutini: “Last night in the bittersweet” (2022)”

  1. Un autor, cantante y músico épico, lleno de autenticidad, como hay pocos. Ojalá nos deleite por muchos años mas con su increible voz y su talento. ¡Bravo Paolo!

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