Encapuchada y de espaldas, por aquello de no poner las cosas demasiado fáciles. Así se retrata Rosalind Leyder, la muchacha británica que desde 2008 registra su obra bajo el sobrenombre de Rozi Plain y que ha hecho de la intriga el ingrediente aglutinador de su discurso, siempre más bisbiseado que expuesto a voz en cuello. Es por eso que What a boostse nos presenta como un cuarto álbum sin duda hermoso, pero más abundante en preguntas que en respuestas; un disco que prefiere el silencio al griterío y que evita siempre la obviedad para primar la sutileza. La tersura vocal de Plain queda siempre sujeta a las pautas del enigma. Tan es así que la pieza más accesible del lote termina siendo When there is no sun, la única cuya rúbrica no corre por cuenta de la propia Rozi: nos hallamos ante una versión de Sun Ra, aquel organista que revolucionó el jazz de vanguardia con un repertorio solo apto para oídos valientes. Pero así son las reglas en este juego que repudia siempre las evidencias. Aquel sol inexistente de Sun Ra sirve para cerrar el álbum, que nueve cortes antes se ha abierto con un monumento a la improvisación, Inner circle, en el que los pasajes instrumentales adquieren casi mayor peso que los cantados. O murmurados, porque el compromiso de Plain con el dream pop y las confesiones a media voz –o a un cuarto de voz- es inquebrantable. Hay algún chispazo de guitarras eléctricas (Swing shut) y el gusto por algunos paisajes electrónicos en los que siempre se sugiere sin chirriar. Pero tan solo Conditions se asemeja a lo que solemos entender por un single; si acaso también la preciosa Symmetrical, con esa rueda de acordes repetida a la manera de un mantra. What a boost tiene algo de reto, pero asumirlo produce un vértigo delicioso.