El disco que hoy nos ocupa, siendo particularmente reciente, podría ser confundido con una joya de los primeros archivos en la Motown, más de medio siglo atrás. En todos los sentidos: colocándolo en el reproductor, atendiendo a sus arreglos sedosos y ensoñadores, incluso deleitándonos con el diseño de la portada, encantador en su serena sencillez. Todo apunta a eso mismo, a la tersura exquisita y la nostalgia del primer soul y el mejor gospel, en el regreso de una dama de Detroit (dónde, si no) a un territorio de espiritualidad no excluyente en el que resulta muy difícil de batir. CeCe es la octava de ¡diez! hermanos, y aún muchos la recordamos por el exitoso dúo con uno de ellos, BeBe, que protagonizó a lo largo de los ochenta. Con los años ha incurrido en algún que otro trabajo engolado, digamos que con más laca que purpurina. Esto es, decididamente, otra cosa. “Let them fall in love” mira hacia el amor en términos religiosos, pero la belleza y el primor de “Peace from God” o “Run to Him” abarca cualquier tipo de creencia, duda o agnosticismo. En tiempos en que la familia Staples vuelve a erigirse en una modélica institución, la Winians, radiante a sus 53 años, solo necesitaría ahora el aval intergeneracional de un Jeff Tweedy (o derivado) para ser reconocida y reivindicada como lo que es: una artista enorme.