Muchas, variadas y muy amenas peripecias son las que podría contarnos, alguna de estas tardes sin prisa, el delicioso Clarence Bekker. Acaso su nombre no resulte particularmente familiar para el común de los aficionados, pero no será por falta de bagaje. A sus cincuenta y algunos, a este natural de Surinam al que podemos encontrarle por las calles de Barcelona le contemplan sus buenas tres décadas de experiencias musicales plurales, algún éxito juvenil bajo otras denominaciones artísticas y una muy apreciable hoja de servicios en los garitos de la escena peninsular. Sus 70 conciertos largos llegó a ofrecer a lo largo de la temporada 2018, cifra por desgracia inimaginable en estos tiempos solo propicios para el recogimiento y el ánimo taciturno.
Buen antídoto es, desde luego, Changes, disco programado justo cuando se nos abalanzaba el vendaval de malas, horrorosas noticias. Y que sirve, sin que fuera esa su intención inicial, como bálsamo sonoro para hacer frente al desánimo. Porque Changes es una inyección de vitalismo empaquetada en un sonido límpido, torrencial e irreprochable. Un ejercicio de soul contemporáneo (¿no es Time un acercamiento a Paisley Park?) que mira con el rabillo del ojo al reggae y tampoco se olvida, puestos a alegrarnos la existencia, de unas gotitas de funk.
Bekker se comenzó a foguear a los 18 añitos como integrante de la Swinging Soul Machine y con apenas 25 ya firmaba en nombre propio, como CB Milton, moderados éxitos en las listas británicas: It’s a loving thing o Hold on (If you believe in love). Ya entonces se declaraba admirador (¡quién no!) de James Brown o Marvin Gaye, sus principales referentes, aunque al listado ha incluido también ahora al fantástico Michael Kiwanuka. El chorro de voz que mantiene hoy sigue resultando incontestable, aunque su afabilidad entronca más con Seal que con las vacas sagradas a las que invoca. Es tan correcto e impoluto, tan inmaculado, que a veces echamos de menos un poco de temblor, de duda, de arruga.
These ladies resalta por su encanto instantáneo y la temática de reconocimiento a los que llegaron primero; las pioneras entre las grandes voces femeninas de los sesenta y setenta, en este caso. Mr. Policeman, con parte rapeada en castellano por Lauren Nine, también entra del tirón con su apelación al espíritu de Jamaica. Y Old too young aporta ese plus de garra que en otros parajes echamos de menos: es poderosa, mordiente y electrizante, incluye a Titi Lipuo como espléndida segunda voz y nos hace recordar a ratos al enorme Terence Trent d’Arby.
Es el debut largo de la Clarence Bekker Band, que hasta ahora solo disponía de un EP en circulación. Y entran muchas, muchas ganas de disfrutarlo en la distancia corta, con ese añadido de sudor que le intuimos a un hombre de jovialidad eterna.
No veo el momento de regresar al Jamboree de la Plaza Real para disfrutar de Clarence y sus excelentes músicos. ¡Pura energía positiva! El viaje a Barcelona para participar de esta experiencia extraordinaria merece la pena.
Lo sigo desde hace años en el grupo Playing For Change, que comparte con otros excelentes cantantes y músicos callejeros. Su hermosa voz, su potencial vocal predomina y emociona. Mucho me alegra que haya podido formar su propia banda. Clarence Milton Bekker te lo mereces!!! <3 <3