Hace ya casi tres décadas que Gov’t Mule vio la luz como el gran juguete de blues-rock ardoroso de Warren Haynes, guitarrista de los Allman Brothers y firmante de algunas de las mejores filigranas que se han podido escuchar con el artefacto de las seis cuerdas entre los dedos. A la altura del duodécimo álbum, y con el tono muscular de unos chavalitos recién salidos de una nueva sesión de sudor y testosterona en el gimnasio, Peace… like a river deja muy claro que esta Mula no era un mero pasatiempo anecdótico, sino el argumento central del discurso. Concebido como hermano mellizo de Heavy load blues (2021), puesto que se grabó a la par, hace las veces de “otra cara de la moneda”: aprovechando que cada uno de los álbumes se grababa en sesiones y escenarios distintos, lo que era clásico y canónico en el antecesor aquí se diversifica, expande y se vuelve más travieso y ecléctico. Pero, en último extremo, suena a puro Gov’t Mule: contundente, rocoso, afilado, esencial.
Hablamos de un álbum generoso en todo, también en su desarrollo y minutaje: su docena de composiciones se prolonga hasta los casi 80 minutos de duración, como en los elepés dobles de toda la vida, en vista de que el guitarrista de Carolina del Norte y sus pupilos jamás contemplan la opción de las prisas o el punto final precipitado y expeditivo. Hay incluso más: la edición deluxe de esta obra agrega un valioso EP de cinco temas y casi media hora de emociones, Time of the signs, que acabará convirtiéndose en un vinilo de edición limitada más pronto que tarde.
Si Heavy load… optaba por la aspereza, aquí se prefiere la eclosión y las grandes referencias en letra negrita: Led Zeppelin, Cream, los vericuetos enrevesados del hard rock más sinfónico (Same as it ever was, toda una proclama de ideario sustancial y viejuno), los zambombazos para pabellones de unos Boston pasados de vueltas. Y, ya puestos, los invitados ilustrísimos: Billy F Gibbons (ZZ Top) para acentuar el pulso seco, fiero y rotundo de Shake our way out, o la maravillosa química entre Ivan Neville y Ruthie Foster que salpimenta Dreaming out loud, lo más cerca que llegarán a estar estas fieras de un single con opciones de difusión masiva. Sección de metales y mucho ardor incluidos.
Añadamos los nombres del también Billy Bob Thornton, recitando casi entre dientes para ese sutil chapoteo en las aguas del reggae que se titula The river only flows one way; y de la rotunda cantautora Celisse, una de las aliadas de Joni Mitchell en su histórica aparición por sorpresa en el Newport de 2022, con otra pieza de temática fluvial, Just across the river. Todo tiene chicha y sustancia en un álbum que no busca una visión rupturista del blues o el rock sureño, géneros demasiado asentados como para tomárselos a la ligera, pero sí expande miras y radios de acción. Y en el que Warren acaba explayándose a sus anchas con la soberbia Made my peace, nueve minutos de un incendio que no querríamos ver extinguido nunca.
WARREN IS THE BEST GUITAR OF THE WORLD,
Most likely!