Mucho se ha destacado el hecho de que Kayla Cohen se recluyera para componer Spring en una centenaria casa rural de adobe en Nuevo México, un emplazamiento exótico y remoto incluso para los estándares de gigantismo geográfico estadounidense. No es, no puede ser un detalle menor, porque con estas diez canciones entran unas ganas enormes de conocer aquellas latitudes. Mientras tal cosa sucede, y no parece el objetivo más sencillo de materializar, queda la opción de quedarnos a vivir durante una buena temporada en este disco quedo y encantador, una de esas obras tan delicadas y susurradas que producen una sensación intensa de tiempo detenido. Casi parece notarse el sol tibio de la tarde, la soledad, la desolación como una sugerencia de incalculable valor poético. Cohen, la mujer que se esconde bajo el sobrenombre artístico de Itasca, proviene de la bulliciosa Los Ángeles, pero su refugio en el suroeste desértico del país se convierte aquí en válvula de escape, en una de esas experiencias tan intensas y reveladoras que merecía compartirse con el mundo entero. Al menos, con quien quiera acercar su oído a estas miniaturas acústicas y preciosas, pinceladas casi impresionistas con permanentes alusiones al paisaje (Plains). Kayla parece encontrar a menudo inspiración musical en el inmenso tesoro del folk-rock británico, como sugieren Bess’s dance o Only a traveler. Pero también hay algo parecido a góspel espectral en, por ejemplo, Golden fields, y uno de los grandes momentos de 2019 en la canción de autor cuando llegamos a la bellísima Comfort’s faces. Nuestra protagonista anda ya, pese a su juventud, por el séptimo trabajo, pero los tres primeros eran autoproducciones extremadamente independientes y solo en el antecesor de este, Open to chance(2016), se había dotado de una banda de acompañamiento. Ahora no solo ha continuado apostando por el ropaje delicado y sedoso, sino que alguno de sus acompañantes son ilustres, en particular Chris Cohen y el exquisito guitarrista James Elkington. Tendrá que pensarse muy bien ahora Kayla su siguiente movimiento, o tal vez su siguiente viaje: con este, el listón ha quedado en niveles elevados y conmovedores.