Intentemos resumirlo en pocas palabras. Una amante de Kate Bush y de la “new age” de primera generación de Suzanne Ciani se encierra en el estudio después de encontrar inspiración en “On the silver globe”, una película polaca de ciencia-ficción a la antigua usanza, firmada por Andrzej Zulawski en 1988 y que probablemente usted tampoco haya visto. Así de pintoresco y excepcional es el universo de Jane Weaver, una artista nacida en Liverpool y afincada en Manchester pero cuyo radio de acción no sabe de geografías y desafía permanentemente a los creadores de etiquetas. ¿Neo-folk? ¿Psicodelia vintage? ¿Rock espacial? ¿Una encarnación pop de Angelo Badalamenti? Todo ello, aun resultando insuficiente, puede servir para adentrarse en este fascinante “The silver globe” (que ahora recupera el sello Fire después de una primera edición, cuatro años antes, de la que no nos enteramos casi nadie), una vez que el fabuloso “Modern kosmology” (2017) haya reactivado el interés por una creadora singularísima, deliciosa y seguramente, a estas alturas, fundamental. Weaver tiene mucho de misterio y magia, pero los encantos de “The silver globe” permiten un acceso instantáneo, incluso adictivo. Ahí están los hipnóticos ocho minutos de ajetreo repetitivo para el tema inaugural, “Argent”, con ecos de krautrock y psicodelia etérea. A renglón seguido aparece esa escala en “The electric mountain”, versión de Hawkwind, una banda pionera de ese rock progresivo que bordeaba el heavy y del que casi nadie se atrevería a extraer de sus placeres culpables más inconfesables. Y, en pleno crescendo creativo hacemos escala en “Arrows”, pieza que parece escrita tras un empacho de episodios de “Twin peaks”. Weaver bebe en los discos conceptuales de los setenta y se empapa de inspiraciones más recientes (Goldfrapp, Stereolab), pero este globo plateado es enteramente suyo.

 

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