Los seguidores de Jethro Tull suelen dividirse entre quienes adoran Aqualung (1971) y los que se decantan por Thick as a brick (1972), una dicotomía de la excelencia clásica frecuente en tantos otros casos (¿Astral weeks o Moondance? ¿Tubular bells o Ommadawn? ¿Selling England by the pound o The lamb lies down on Broadway?). Pero a veces, incluso a menudo, merece mucho la pena adentrarse por otras bifurcaciones alternativas.

 

Ian Anderson siempre fue el jefe de filas más estrafalario (¿un flautista al mando de las operaciones?), sarcástico y trovadoresco entre las hordas sinfónicas, el hombre de los ojos desorbitados y la sonrisa sardónica, pero tras sesudos álbumes intelectuales, relativamente incomprendidos en el caso de A passion play (1973), optó por concederse un disco de canciones. Y eso, en años aún de grandiosidades, épica y mucho énfasis para todo, era casi sinónimo instantáneo de obra menor, incluso antes de tomarnos la molestia de que la aguja se adentrara por el primer corte de la cara A. En realidad, quedaba algo de trasfondo conceptual en esta entrega, una especie de alternativa algo más ligera al discurso sobre Dios, demonio y muerte que ya hilvanaba A passion… Pero por lo que preservaremos amor eterno hacia este Niño de la guerra es por su maravillosa cara B, que se inauguraba con el porte pastoral de Skating away on the thin ice of the new day y proseguía con la exótica, sabrosa y extremadamente sorprendente Bungle in the jungle. En ambos casos eran mayúsculas; y las décadas, no pocas ya, han avalado también su condición de inolvidables.

 

A todo esto, David Palmer se había sumado al barco de los Tull como arreglista orquestal, una faceta en la que sobresale aquí lo suficiente como para que Anderson, siempre tan en primera línea de protagonismo, le cediera el personaje de Dios en la disparatada foto grupal (músicos, novias, ejecutivos discográficos…) de contraportada. Ladies era un prodigio bucólico, Back-door angels servía de contrapeso y la excelente pieza central era recreada casi al final, como en un espejo del Callejón del Gato, con The third hoorah. Aún quedaban muy buenos discos de los Tull a lo largo de los setenta (a partir de los ochenta cuesta mucho conservar la fe), pero los excelentes acabaron aquí… y en su hermano menor, Minstrel in the gallery (1975). Por rematar como empezábamos, a vueltas con las dicotomías.

 

One Reply to “Jethro Tull: “War child” (1974)”

  1. Excelente álbum de canciones. No se puede definir mejor. Y los comentarios de todos los álbumes qué nombras, a cual mejor. Muchos yo no podría decantarme por uno u otro. Música de otro tiempo y otra época. Ojalá algún día vuelvan a escucharse grupos nuevos con tan buenos músicos como aquellos. Un abrazo Fernando

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