Algo muy especial debe suceder con un disco que emplea el término “cabizbajo” ya en su título, uno de esos términos radiantemente eufónicos del castellano y tan inusuales en el restringido inventario lírico de nuestro pop convencional. Es solo un indicio, hasta puede que también una intuición: la escucha detallada corrobora que nos encontramos ante una de las empresas más valientes, comprometidas y hermosas que hemos conocido en el vecindario ibérico durante esta temporada. Advierten los granadinos de que no nos enfrentamos a un disco cualquiera al catalogar esta obra como “poema sinfónico”. Y aunque consta de 12 títulos separados y diferenciados como en cualquier otro álbum, han querido acentuar la dimensión conceptual de esta obra ofreciéndola como una única pieza en las plataformas digitales: un compromiso con el ideario de estos Cielos y hasta puede que una pequeña travesura hacia el público más joven, al que se le complica un poco la vida. El añorado Jesús Arias había trabajado hasta sus últimos días en este ciclo en torno a ciudades bombardeadas, a rincones donde la crueldad del ser humano se ha testimoniado en fechas nada remotas con una virulencia estremecedora, inconcebible: Hiroshima, Nagasaki, Sarajevo, Guernika, Somalia… Se trata de un panorama sombrío y desolador, pero los lagartijos se las apañan para que también se cuele algún destello de luz por las rendijas del alma. En concreto, dos de las piezas, Buenos días, Hiroshima y Este es el plan (Eah weah leah) son verdaderos monumentos al pop más cantabile, melodías extrañamente soleadas y en estado de gracia dentro de este contexto de negritud. Que es el que ejerce su predominio, claro, acentuado por el dramatismo de la Orquesta de la Universidad de Granada y del Coro de Cámara. Las disonancias contemporáneas de las cuerdas en Guernika 2019 (Zer egiten arrainak) son el mejor aval para unos arreglos que le sostienen la mirada al mismísimo Górecki, mientras que la sintaxis más joven aflora en los sintetizadores que dominan Introducción a la guerra o en ese trajín a tumba abierta -aunque la expresión suene aquí tan poco metafórica- que acontece en Intrusos. Quizá sea aún pronto para saberlo, pero puede que con los años miremos a este Los cielos cabizbajos como un referente. Y no sería la primera vez que nos sucede (un abrazo, Morente, donde quiera que estés) en el caso de Antonio Arias y sus coaligados de Lagartija Nick.
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