En algún hogar ilustre del indie español ya hay, atención, quien sitúa este Can you really find me a la cabeza de los mejores discos hasta la fecha de 2019. No hay demostración empírica posible para un enunciado de esa naturaleza; puede parecer algo hiperbólico y todos encontraríamos cuatro o cinco candidatos alternativos para encabezar esa lista. Pero ya el planteamiento mismo refrenda la importancia de este álbum, un caramelo de pop-rock estadounidense tan generoso en teclados como en estribillos: uno de esos discos expansivos para los círculos independientes, pero todavía algo desconcertantes como para que el gran público caiga a sus pies. Estos dos caballeros de Minneapolis se bautizaron con el título de una canción de Bob Seger, pero se han ido desprendiendo de los ingredientes de americana y hoy basan el encanto de su sonido en unos sintetizadores muy volubles y acolchados, con tanta reverberación como en un viejo disco de la Electric Light Orchestra. Produce Jim Eno, el batería de Spoon, y John Pelant canta y hasta frasea como Stevie Nicks en los años ochenta: recordemos temas como Welcome to the room, Sara (y la era de Tango in the night), y podremos hacernos una idea muy aproximada. Y así, entre sintetizadores de ensueño y evocaciones del mejor pop de pabellón, van abriéndose paso temazos como Strands align, Mexico o el enfático Waiting for the symphony. Si no encuentras por casa alguno de los discos de Haim, aquí tienes una magnífica alternativa masculina.