Ya lo decíamos a colación del anheladísimo y muy demorado regreso discográfico de Sus Majestades stonianas: no hay álbum lo bastante bueno como para justiciar un alejamiento tan desmesurado de los estudios de grabación. Paul Rodgers, viejo sabueso en el negocio, lo sabe bien y renuncia de entrada a cualquier ambición grandilocuente. Porque Midnight rose supone su primera entrega de material novedoso desde ¡1999! (Electric), pero elude cualquier pretensión grandilocuente formulándose de antemano como un álbum humilde: ocho canciones, poco más de media hora y el empeño manifiesto de resultar ameno y entrañable mucho antes que trascendental.

 

En ese contexto hay que entender y valorar esta vuelta a las andadas. El que fuera cantante de los sensacionales Free y los influyentes Bad Company se encuentra a un paso de los 74 inviernos, pero conserva un chorretón de voz pasmoso e implacable, casi idéntico al de los tiempos de gloria de All right now o A little bit of love. A cambio, no se molesta siquiera en disimular su sensación seguramente más íntima, la de haberlo dicho todo ya en su momento. Por eso esta es una entrega que, además de no molestarse en renovar el sonido (una pretensión seguramente improcedente e insensata), tampoco maquilla su vocación nostálgica. El corazón de portada es un collage de objetos personales más bien irrelevantes, pero de inmenso valor sentimental, como se detalla uno por uno en las notas interiores. Y la dedicatoria del trabajo, más bien su impulso y razón de ser, es para los trabajadores del gremio y los compañeros de camino: todos esos músicos, pero también técnicos y curritos, que le han ayudado a materializar una preciosa y admirable aventura de medio siglo que aún merece dar sus últimos coletazos.

 

Por eso Midnight rose se disfruta más desde el mismo calor del reencuentro que desde el asombro. Todo suena familiar y grato, sobre todo porque la musculatura del blues-rock más quintaesencial y característico, el de Living it up o Coming home, es la propia de una vieja gloria que no ha olvidado el oficio ni renunciado a las horas de gimnasio musical. Pero el británico de Middlesbrough parece haber escarmentado tras su discutidísima aventura junto a Brian May y Roger Taylor, aquel invento de Queen + Paul Rodgers que no solo sirvió para cubrir la vacante de Freddie Mercury sobre el escenario, sino que fructificó hace ahora justo 15 años con un trabajo de material de estreno, The cosmos rocks, con el que la ortodoxia real torció el morro. Paul no quiere herir más susceptibilidades, sino agradar a la parroquia. Incluso propiciar las sonrisas cómplices con el himno Take love y la incursión acústica Midnight rose, actualizaciones menores de sus formulaciones más canónicas. Y en ambos casos, ojo, con Chuck Leavell al piano.

 

Nada nuevo, pues, que llevarnos a la boca. Salvo que disfrutar de media hora de estreno del viejo y jovial Rodgers siempre es motivo de satisfacción. Melting, el epílogo, apela al sonido más pantanoso y de cuello de botella, y deja un regusto sabroso en el paladar. Puede que no escuchemos muchas veces más Midnight rose, pero le agradecemos a Rodgers muy sinceramente su inopinada visita a la bandeja del cedé.

3 Replies to “Paul Rodgers: “Midnight rose” (2023)”

  1. Si miramos lo que pasa con los tres últimos discos de Paul Rogers:
    Electric (2000), The Royal Sessions (2014) y Midnight Rose (2023): Disco de canciones originales más Disco de versiones más Disco de canciones originales…
    es casi como mirarse en el espejo de sus satánicas majestades:
    A Bigger Bang (2005), Blue & Lonesome (2016) y Hackney Diamonds (2023): Disco de canciones originales más Disco de versiones más Disco de canciones originales…

    … en ambos casos se suele ignorar (se ignora) el disco de “versiones”. Me parece injusto, aunque admito (por supuesto) que la redacción está bien hecha y no falta a la verdad, pues todo el mundo dice que “Hackney Diamonds” es el último disco con canciones originales desde A bigger bang… como es el caso de Paul Rogers y Fernando apunta: “Porque Midnight rose supone su primera entrega de material novedoso desde ¡1999! (Electric)”. Vale. Fernando no dice “canciones originales” sino “material novedoso”. Lo da a entender, pero no lo dice.
    Yo creo que “estrictamente hablando” no vale… ya que las “versiones” pueden constituir y constituyen “material novedoso”…
    … en cualquier caso, bien traída la comparación: “Hackney Diamonds” y “Midnight Rose” (ambos de 2023, ambos recién nacidos).

    1. Gracias por la precisión, Pedro. Sí, como “material novedoso” me refería a de autoría propia. No hay nada de malo con los discos de versiones, solo faltaba, pero representan otra categoría distinta. En cualquier caso, insisto, muchas gracias por tomarte la molestia de escribir y de desarrollarlo

      1. ¡No hay de qué, Fernando!
        Suelo seguir tus pesquisas de “UN DISCO AL DÍA” (recibo las notificaciones). A veces escribo contestando, a veces, no… lo cual no significa que las siga.
        ¡Adelante!

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