Existen las medias naranjas. Existen los hermanos de sangre. Jack Torrey y Page Burkum son un ejemplo delicioso de ello. No comparten apellido. No son matrimonio ni pareja de hecho. Pero están hechos el uno para el otro. La estampa de portada, que les muestra a los dos con sus guitarras sentados en una pradera de hierba amarillenta, es el resumen perfecto de lo que acontece entre ellos. Podrían tirarse así toda la tarde, o todo el año, porque esa escena no es un posado fotográfico: es un modo de vida. Por eso este One way se disfruta tanto y apetece disfrutarlo tantas veces, una circunstancia cada vez más infrecuente en estos tiempos de consumo atropellado, descabezado, compulsivo. Es breve, apenas 32 minutos, pero parece transcurrir en un escueto pestañeo.

 

Hey baby, la pieza inaugural, sirve para señalar todas las pistas. La sombra de los Everly Brothers es manifiesta, como en buena parte del álbum; pero la pátina de rockabilly, tanto aquí como en Runaway, acentúa aún más el paralelismo. Podría llevar escrita desde hace sus buenos 60 años. Quizá alguien escuche alguna pieza parecida dentro de otras seis décadas, aunque de eso ya no podremos dar fe aquí. Pero será disfrutable siempre, algo a lo que, como es obvio, jamás podrás aspirar los de la congregación del autotune.

 

Con todo, Jack y Page alternan tomas solistas y pasajes en los que sus voces empastan como guantes; referentes más clásicos y páginas de americana con caligrafía memorable, tanto como las mejores líneas de Gary Louris. Los paralelismos con The Jayhawks se acentúan en Ballad of an unknown, If I saw you y, más aún, en la fantástica Everybody, que además cuenta con el refrendo femenino de Jenny Lewis. El equivalente a Karen Grotberg, por continuar con las similitudes.

 

Los sollozos de la pedal steel colorean el paisaje aquí y allá, con más intensidad en la segunda mitad de la entrega, más melancólica a partir de Not the only one. ¿Qué sería de nosotros, y del country en general, sin un buen puñado de canciones tristes? Muchas de las que incluye este One day no alcanzan el listón de los tres minutos. Burkum y Torrey no son amigos de los circunloquios: ni introducciones extensas ni solos a cargo de nadie, solo sustancia mollar. Lonely heart es tan bonita como la más bonita de las canciones de Roy Orbison en su papel de hombre desdichado en el amor. Y Is it over demuestra que la pareja también podría dedicarse al pop, si les diese por esa travesura. Juntos, bien se ve, lo que sea necesario.

2 Replies to “The Cactus Blossoms: “One day” (2022)”

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