Hay discos que invitan a la curiosidad, a la reincidencia, incluso al entusiasmo. Esta segunda entrega de The Comet Is Coming va mucho más allá. Es una llamada a la conmoción. Su título kilométrico y enfático es un indicio, pero los contenidos suponen desde el primer minuto una virulenta sacudida.
Dan Leavers, Shabaka Hutchings y Max Hallett se han buscado pintorescos nombres de guerra (Danalogue The Conqueror, King Shabaka y Betamax Killer) para abordar una enérgica revolución en la que el free jazz se agita con la electrónica como si asistiéramos a un centrifugado enloquecido de géneros. Existen antecedentes, claro, como para casi todo. Pueden venirnos a la cabeza desde The Bad Plus a Portico Quartet, aunque el referente más claro y cercano en el tiempo seguramente sean los canadienses BADBADNOTGOOD (sí, todo con mayúsculas). Pero el advenimiento del cometa es anuncio de seísmo y cambio de órbita.
Lo más transgresor en los londinenses es su método de trabajo, que se basa en la postproducción: Trust… nace a partir de kilométricas sesiones de improvisación a tumba abierta, horas de chispazos y electrocuciones luego editadas en estas nuevas piezas finales, casi todas de duración prudente. Solo Blood of the past se expande hasta los ocho minutos largos, y ello en buena medida por la estimulante irrupción de Kate Tempest, que desgrana un poema sobre las miserias de este mundo colonizado por la tecnología. Shabaka, que es (algo) más modosito al frente de Sons of Kemet, dibuja aquí garabatos de puro nervio con el saxo y el clarinete bajo, mientras los teclados de Leavers nos acercan a la música futurista de los setenta.
El resultado es, en una palabra, monumental. Algunas curvas son pronunciadas, pero nada más excitante en música que el vértigo.