Para empezar, vayamos con algunas constataciones visuales. Sí, Alexi Erenkov y Alison Alderlice son pareja, más en concreto marido y mujer. En efecto, sus rostros serenos y miradas lánguidas anticipan lo que vamos a encontrarnos en cuanto desenfundemos esta entrega, un tratado sucinto y sugerente de pop melancólico y atemporal, escrito en plena era de la posverdad pero sincero como solo podían serlo aquellos cándidos autores de los sesenta. Y no, las canas denotan que no nos encontramos ante unos adolescentes, pese a lo cual estas diez canciones constituyen el debut discográfico del tándem, al que solo conocíamos por un EP o una versión (triste y hermosa, claro) de Fruit tree, de Nick Drake.

 

Songs of The Saxophones es una breve invitación a la modorra, a la desconexión, a enredarse entre las sábanas con la dulce pereza de la diletancia o la buena compañía. En contra de lo que viene siendo últimamente más habitual en las parejas mixtas, es él quien lleva la voz cantante mientras ella se centra en las (no muy abundantes) armonías vocales y una discreta labor ante la batería. Erenkov es dueño de una garganta de timbre tenue y evanescente, una voz frágil y desmadejada que puede traernos a la memoria a aquel Ben Watt primerizo que solo cantaba de tarde en tarde en Everything But The Girl. O a una versión masculina de la Nancy Sinatra de Something stupid, sin ir más lejos.

 

El repertorio es quedo, parsimonioso: tan bello y sutil como incompatible con las prisas. Aloha tiene la cadencia de las bandas sonoras de Angelo Badalamenti y algunos momentos (Work music) son, más que pop de cámara, puro minimalismo. Concedámosles esta media hora de susurros. Acabaremos reincidiendo con esta pareja de Oakland (California), aunque solo fuera por la delicada y lindísima caricia inicial de Time is like a river.

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