Ahora que sir Elton John ha anunciado su, parece, definitiva gira de despedida (tranquilos: le quedan tres años y 300 conciertos por delante), los homenajes se erigen en una tentación razonable, justa y merecida. Este el primero y, con seguridad, el más solemne, a juzgar por la elevadísima concentración de cachés y letra negrita que habita en estos 13 cortes. Y precisamente por eso decepciona que la antología circule casi en todo momento con el freno de mano echado. Todos los temas figuran entre los conocidísimos en el catálogo de un autor que, cuarenta y tantos discos después, invitaba a un mínimo redescubrimiento, a un buceo somero que nos permita escuchar algo diferente a una nueva lectura de “Your song”, canción maravillosa a la que Lady Gaga no sabe aportar otra cosa que no sean gorgoritos. Coldplay son los únicos que se toman la molestia de hincarle el diente a una pieza no tan popular, “We all fall in love sometimes”, que proviene de la época clásica (“Captain Fantastic…”) y ya había pasado por los labios del divino Jeff Buckley: esa melodía repleta de meandros y esos cambios de acordes bien merecerían estudio detallado en alguna academia. De las de verdad, digo; no hablo aquí de ninguna patraña televisiva. En líneas generales, esta vez los chicos salen mucho mejor parados que las chicas en la colección: para escarnio de los amiguetes de los prejuicios, los mejores son, de largo, Ed Sheeran (“Candle in the wind”), Sam Smith (“Daniel”) y muy especialmente Mumford & Sons, que impregan misterio e imaginación a “Someone saved my life tonight”. Entre ellas, Mary J. Blige y Alessia Cara se muestran timoratas; a Miley Cyrus le queda muy grande todo y solo Florence + The Machine cambian el paso con una ampulosa pero muy bonita “Tiny dancer”. En cualquier caso, un repertorio enorme y un dulce al que resultaría absurdo renunciar.