El menú musical de Matthieu Saglio acostumbra a ser pantagruélico, pero tan digestivo y grato al paladar que cuesta mucho alcanzar la sensación de saciedad. Ya sucedió con El camino de los vientos (2020), su trabajo previo para el sello alemán ACT, una de esas escuderías que ha logrado la reverencia de los amantes de las delicatessen con solo advertir su logotipo en la esquina superior derecha de las portadas. Llegados ahora al punto de este Voices, hemos de avisar que el convite se ha convertido en banquete colosal, un estallido de colores y procedencias geográficas que nos impregna el paladar con un regusto sabroso y prolongado.

 

El violonchelista bretón que recaló hace dos décadas en las tierras de la Comunidad Valenciana ejerce desde hace tiempo como referente de la cuerda frotada en el jazz del continente europeo, pero con Voices refrenda su otra candidatura determinante, la de puntal para las músicas del mundo. El trabajo sirve, de hecho, como bisagra entre ambos universos, lo que multiplica su atractivo de manera exponencial: el cuarteto de Saglio procura un entorno cálido y confortable por el que van desfilando cantantes de medio mundo, sin distingos de latitudes, géneros ni años de nacimiento. Los grandes festines han de ser así: ejemplares en su amplitud de miras y capacidad de convocatoria.

 

El programa parte de tierras sudafricanas (Madiba) y se sublima con la diva afroperuana Susana Baca en Ponte un alma, pero el recorrido por el globo terráqueo no ha hecho sino empezar. A diferencia de su paisano Verne, que precisó de 80 días, la vuelta al mundo de Matthieu se materializa en 68 minutos intensos y apasionados. Con escalas orientalizantes hasta los tuétanos, como en la mística Elevation, para la que el violín de Léo Ullmann se vuelve moruno, obsesivo y palpitante. El resultado, con el azerbaiyano Alim Qasinov en la parte vocal, queda a la altura del mejor Dhafer Youssef. Esto es: en las inmediaciones de la estratosfera.

 

El recitado grave, profundo y africanísimo de Wasis Diop agranda el swing de Temps modernes, mientras el sueco Nils Landgren se apunta con For the love that we feel a la pieza más hermosa –o, cuando menos, más instantánea– del lote, no muy alejada del soul canónico de los Commodores en los tiempos de aquel Nightshift que tanto le gusta a Springsteen. La risa de Bea hace honor a su título con la música más vivaz, bailable y radiante de la colección, una suerte de danzón que desemboca en tambores de batucada. Pero antes hemos tropezado con el aire ligero y porteño de A la deriva, casi tan bonarense como Buenos Aires, el tema que le sucede. Que nadie renuncie, por favor, a descubrir ese toque elegantísimo de tango bailable que materializa el abrazo estrecho entre violín y violonchelo.

 

Hay, ya se ve, mucho que desbrozar en Voices. E incluso mucho más con lo que deleitarse: desde el tenue hálito de flamenco, pudoroso pero muy lindo, con que la barcelonesa Anna Colom impregna Divina tormenta a la recuperación de la egipcia Natacha Atlas, a la que le habíamos perdido un poco la pista, con su melisma inconfundible para Amâl. Afortunados los que detengan su ajetreo diario durante una hora larga para refugiarse en Voices: no imaginan todavía el regalo que se estarán procurando.

2 Replies to “Matthieu Saglio: “Voices” (2023)”

  1. Me encanta esta recomendación.Hay que oir este extraordinario disco y atender a la maravillosa forma de escribir de este periodista, siempre es un placer. Su estilo es delicioso, tal como expresa en la reseña de “Voices”, nos dan ganas de desayunar, comer y cenar oyendo y degustando el disco de fondo.
    Chapeau por Matthieu Saglio y SuperNeira. Enhorabuena y graciass mil por la acertadísima sugerencia.

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