Status Quo nunca han figurado entre las bandas favoritas de la crítica, ni de lejos, así que no resulta tarea sencilla levantar la mano y erigirse en defensor de esta formación rocosa y pertinaz. Todo ello se agudiza aún más si centramos nuestras pesquisas en estos últimos 20 años, durante los que podemos tender a pensar que los Quo se hicieron todavía más anacrónicos, redujeron la intensidad de sus actividades a niveles más moderados y ajustados a edades provectas y se volvieron más bien irrelevantes, salvo a los ojos de sus fieles más irreductibles. Todo ello es cierto solo de manera muy relativa y con muchísimos matices, y esta espléndida antología en formato triple, con 35 cañonazos de estudio para los dos primeros cedés y tres cuartos de hora de electrizante comparecencia en vivo (fechada en 2008 durante la gira del elepé In search of the fourth chord) como propina para el tercer álbum, sirve para colocar a cada cual en su sitio.

No, Status Quo no son la banda de nuestras vidas, y puede que de la de casi nadie. Pero, cuidado, conviene contextualizar y llamar a las cosas por su nombre. La formación que comandaron desde siempre ese tándem arrollador que han sido Francis Rossi (el del chaleco y la coleta) y Rick Parfitt (el rubio, fallecido en Marbella en la Nochebuena de 2016) lleva en activo y de manera ininterrumpida desde 1967 y fue capaz de registrar 32 álbumes de estudio, una cifra absolutamente mareante. Quo’ing in realiza un repaso excelente por la última media docena de ellos y añade también algo del número 33, Backbone (2019), con el que Richie Malone se erigió en nuevo y sobrevenido colíder. “The show must go on”, bien que lo sabemos todos.

El guiño a Queen no está de más en esta ocasión, si tenemos en cuenta que Brian May es uno de los amigos ilustres que se unen a la fiesta gracias a su aportación a Raining in my heart. Los otros invitados de relumbrón son The Beach Boys, felices de inyectarle una vigorosa transfusión revitalizadora a un clásico de las dimensiones de Fun fun fun. No podían haber escogido mejor objeto de tributo los buenos de Rossi y Parfitt, puesto que la diversión ha figurado siempre en el frontispicio de la banda, perseverante hasta la tozudez en su defensa del boogie como salvoconducto para la felicidad.

Ese raca raca chisporroteante y pertinaz lleva muchas décadas erigiéndose en santo y seña de los londinenses, aunque esta generosa colección también recupera, en lectura acústica, aquel fantástico e iniciático Pictures of matchstick men, el primer éxito de los Quo en unos momentos en los que aún ejercían como banda psicodélica. No es lo más característico del catálogo, de acuerdo, pero deja constancia de que Rick y Francis ya eran grandes músicos desde sus años párvulos.

Habrían podido ejercer la versatilidad de una manera más generosa, eso es muy cierto, pero tampoco resulta sencillo cambiar de carril cuando el viento no deja de soplar en la dirección propicia. Podemos pensar en Status Quo como una formación fuera de tiempo y lugar, pero no solo conserva el músculo –esta triple antología es, en ese sentido, extenuante y abrumadora– sino que también puede seguir presumiendo de conquistas mareantes. Como sus casi 60 títulos acumulados en las listas británicas, lo que les convierte, ojo, en el grupo más exitoso de la historia en ese apartado. Quo’ing in… no propiciará nuevas vocaciones en la fe hacia Status Quo, pero asombrará, y mucho, a quienes pretendieran minusvalorarlos como unos viejitos desfasados y cercanos a la retirada.