He aquí una de las obras más prodigiosas de uno de los creadores más fabulosos que ha conocido el planeta. Hemos tenido la suerte de coincidir en la línea del tiempo con George Ivan Morrison: ¿nadie ha pensado nunca que si hubiésemos sido hombres decimonónicos nos habríamos perdido a los Beatles, a Ray Davies o los rugidos de este león norirlandés? Y sí, sucede que todos cuantos amamos a Van Morrison hemos debido contestar en más de una ocasión a la disyuntiva entre Astral weeks y Moondance como máximos exponentes de su talento descomunal, pero… ¿y si este Saint Dominic’s preview sirviera como tercera vía, como solución transversal para no salir trasquilados de ese dilema atroz?
El quinto álbum de Van para Warner (y sexto de su trayectoria solista, si sumamos el iniciático Blowin’ your mind) integraba lo mejor de su antecesor, Tupelo honey, en los cinco temas breves, mientras apuntaba hacia el hechizo extático de Astral weeks en los dos extensos, el meditativo Almost independence day, casi un mantra, y el fabuloso Listen to the lion, quizás lo más superlativo que este caballero ha escrito en sus cinco décadas largas de oficio. Pero el material, digamos, ligero, brillaba en cada momento hasta niveles extremadamente difíciles de igualar.
Jackie Wilson said era un sencillo adictivo –como corroboraría años más tarde la versión de Dexys Midnight Runners– y Redwood tree podría haberlo sido, aunque se ha quedado como el tema menos difundido del álbum. Gypsy ahonda en la fascinación vanmorrisoniana por los gitanos (Caravan, Gypsy queen) a partir de una estructura deliciosa, con cambios de metrónomo y de compás ternario a binario incluidos. I will be there es soul jazzístico de altísima gama y el tema que da título a la colección, uf, resulta aún más abrasivo que la canción Tupelo honey, un año antes. Y, llegados a este punto, resulta que hemos mencionado los contenidos íntegros de la obra y no hay manera de encontrarle tacha. Solo un disco de inspiración tan manifiesta podría hacerle sombra al Baile de la Luna en el olimpo de los dioses.
La tercera vía para el éxtasis, claro que sí. Formidable texto, Fernando.