Ríanse ustedes del reciente culebrón que protagonizan Álvaro Morata y Alice Campello: ninguna separación puede rivalizar ahora mismo en aristas y reproches encarnizados con la que atañe a Daryl Hall y John Oates, el dúo más exitoso en la historia de Estados Unidos y los responsables de un sonido identitario y una catarata imparable de grandes éxitos –muchos de ellos más que reivindicables– entre la segunda mitad de los años setenta y los primeros compases de la década siguiente. Dinamitados todos los puentes entre los integrantes de aquel tándem fértil y prodigioso, diríase que Hall se ha esforzado en afianzar su condición de voz y firmante principal en la extinta pareja con este trabajo de título escuetísimo y sonido inconfundible. Pero no está claro en que D sirva como esa demostración incontestable de fuerza y poderío que quizá anidase en la mente del ilustrísimo ídolo de Pensilvania.

 

No hablamos de una empresa pequeña: D supone la primera aportación a la discografía en solitario de Daryl Franklin Hohl desde Laughing down crying, un título que nos retrotrae hasta 2011. Pero no siempre queda claro si Hall pretendía dejar un testimonio humilde de su perdurabilidad o quería embarcarse en una autoafirmación orgullosa y nada exenta de grandes ambiciones. La modesta extensión del trabajo (no solo en su título: son nueve cortes y apenas 35 minutos de programa) parece avalar la primera hipótesis, igual que la preponderancia de baladas y tiempos medios, que tras la tripleta de cortes iniciales se convierten en grandes protagonistas. Pero Daryl se encomienda a la producción de Dave Stewart, igual que hiciera en los ya lejanos tiempos de Three hearts in the happy ending machine (1986), y el ex de Eurythmics se inclina por un sonido bombástico y engolado, a veces fardón (como en esos bajos sintetizados de Why you want to do that to my head, préstamo del Stevie Wonder de los setenta) y otras tan solo aparatoso y efectista.

 

El repertorio es de una familiaridad apacible e identificable desde el primer puñado de compases, con una preferencia absoluta por ese Philly soul acaramelado y meloso de los setenta (Break it down to the real thing) que Hall elevó en docenas de ocasiones a seña de identidad. Pero Stewart, siempre osado y a veces temerario, toma decisiones como engrandecer (?) la contagiosa y adorable The whole world’s better, con efectos de palmas y aplausos de multitudes, como una versión actualizada de aquel horror ochentero que era Live is life (Opus). Y engola con profesión de ecos, reverberaciones y efectos huecos Can’t say no to you, una de esas canciones instantáneas y encantadoras que cuatro décadas atrás, y en compañía del viejo amigo moreno del bigote, habríamos escuchado a todas horas en radios, discos y hasta chiringuitos.

 

Aquel Daryl Hall sofisticado de She’s gone asoma (tímidamente) en Not the way I thought it was, mientras que el gran baladista de antaño queda algo desdibujado en Rather be a fool. Así que quizá el mejor equilibrio entre forma y fondo lo encontremos en Walking in between raindrops, que en otros casos pasaría más inadvertida pero aquí se afianza como el medio tiempo de sonido más logrado, sofisticado y elegantón. Hall sigue siendo un grande entre los grandes, pero quizá él mismo sea consciente de que D representa una aportación demasiado pequeña a su leyenda.

2 Replies to “Daryl Hall: “D” (2024)”

  1. Vaya por delante que todo es opinable. A mí Hall siempre me pareció bastante efectista y empalagoso, así que en esta ruptura sentimental me quedo con Oates. Y aunque el éxito se mida en número de discos colocados en la lista Billboard, creo que el dúo más grande de los USA son Simon & Garfunkel, seguidos de no muy lejos por los Everly Brothers. Un abrazo y enhorabuena por tu blog.

  2. Hall @ Oates tienen una gran discografía detrás y es triste que hayan acabado peleados por cuestiones económicas, como suele ser habitual ( problemas de derechos sobre una sociedad conjunta) . En España los conocimos en 1982 con el LP H2O , que incluía su éxito Maneater y otros temas de buen nivel.

    Ahora bien sus discos de 1973 Abandone Luncheonette” y de 1976 Bigger than both os us “ son realmente buenos , aunque menos conocidos ; en especial su segundo disco de 1973 , repleto de grandes canciones y muy recomendable para quien no lo conozca .
    Por cierto , Fernando J Oates también tiene disco en próximas fechas.
    Un placer leerte siempre

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