Es divertido reparar en el detalle de que Gilbert O’Sullivan fue promocionado en su día como un artista con enorme potencial para la seducción, casi un “sex symbol” que en la portada de este segundo álbum se desabrochaba la camisa para que descubriéramos pecho y pelambrera. Como Tom Jones. No muy lejos de Engelbert Humperdinck. Puede que O’Sullivan no encajara hoy en los cánones de belleza masculina (¿alguien podría imaginarse una melena así en un “casting” de OT?), pero también resulta llamativo que con el tiempo hayamos reducido al irlandés a una caricatura, un burdo paradigma de trovador ultrarromántico y nada moderado a la hora de suministrarnos sus características dosis de melaza. Cualquiera que escuche con atención (y sin remilgos) este “Back to front” descubrirá que el hombre que acababa de triunfar con la inolvidable “Alone again (Naturally)” era un exquisito autor de canciones. Sin el talento de McCartney, porque eso es imposible, pero con toda la intención de manufacturar grandes páginas de escritura pulcra y delicada. “Clair” es un ejemplo impecable en este sentido, pero hay mucha teatralidad y buena letra en estas páginas, no muy alejadas de las que por entonces elaboraba Nilsson (¡otro beatlemaniaco con pedigrí!). “I hope you’ll stay” o “I’m in love with you” quizá suenen afectadas, o atildadas, vistas desde hoy. Pero detrás de ese sentimentalismo desaforado late aquí la obra de un autor muy disfrutable.

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