Joe Egan llevaba casi cuatro décadas fuera de la circulación, plácidamente recluido en su granja escocesa, cuando en este verano de 2024 nos enteramos –tarde y mal– de su fallecimiento. Si las despedidas son de por sí dolorosas, estos adioses demorados y a destiempo nos dejan aún mayor regusto amargo en el paladar. Y lo cierto, a día de hoy, es que muchos no conocerán a este escocés o le habrían borrado de la memoria, pero algún día repararemos en que fue uno de los mejores compositores de los años setenta. Hay voces cualificadas que así lo avalan: Paul Simon dijo que Stuck in the Middle With You (1972), el título más exitoso de Egan y su socio Gerry Rafferty cuando se hacían llamar Stealers Wheel, era “la mejor canción de todos los tiempos”. Y Simon, a ese respecto, sabe alguna que otra cosa. Si añadimos que Tarantino multiplicó su popularidad al utilizarla como pieza clave de Reservoir Dogs, asumiremos que Joe es más conocido de lo que pensábamos.

 

Tras la disolución del dúo, Rafferty acertó con un disco maravilloso, City to City (1978), y aquel Baker Street de éxito abrumador. La repercusión del Egan solista fue muy inferior, pero Out of Nowhere es un disco con tantísimo encanto que el tiempo solo le ha hecho ganar adictos. Sobre todo gracias a Back on the Road, su único “casi éxito”, con una capacidad de evocación y redención tales que solo entran ganas de ponerse al volante y emprender viaje en mitad de la noche. Pero también por Freeze, otro prodigio de pop sedoso y a medio tiempo: grandes acústicas, segundas voces envolventes y esa nostalgia intensa en la garganta de nuestro escocés de Paisley, entonces un veinteañero con clásicas gafitas redondas y que enseguida asumió una condición de jubilado precoz e inmerecido en el mundo de la música.

 

Tampoco deberían caer en saco roto No time for sorrow, The last farewell, Natural high… La suerte le fue esquiva a este álbum, que no se publicó en CD hasta 2016, y más aún a su efímero sucesor, Map (1980), bastante menos inspirado y decisivo en último extremo para que su firmante recogiera los bártulos. Pero la sensación de sosiego y belleza atemporal que transmite hoy Out of nowhere se disfruta en estos tiempos aún más que de costumbre. Adiós, Joe, adiós: te estaremos agradecidos de por vida.

 

2 Replies to “Joe Egan: “Out of nowhere” (1979)”

  1. Me dolió mucho la muerte de Gerry Rafferty y ahora me ha dolido enterarme de que Egan también se ha ido. Tardé décadas en conseguir este disco, hasta que, como tú dices, alguien tuvo la feliz idea de reeditarlo en cd. Una pequeña joya llena de buenas canciones cargadas de melancolía, como las de su compañero Gerry, ambos injustamente olvidados. Qué vida más perra.

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