A The Excitements –qué gran acierto para una banda de soul ya desde la pila bautismal– les contemplan ya sus buenos tres lustros de tenaz actividad desde las calles de Barcelona, pero cualquiera que acierte a escuchar este Hard times podría confundirlos con alguna banda mollar que se ganara dignamente la vida por los garitos de Detroit en plena eclosión y efervescencia de la música negra durante la década de los sesenta. El noneto (ahí queda eso) que capitanean la cantante Kissia San y el guitarrista Adrià Gual, firmante de la práctica totalidad del repertorio, es capaz de capturar las esencias del soul y el rhythm and blues más canónicos y flamígeros sin consentir que en su sonido se cuele el más mínimo indicio de que cargamos ya con un cuarto de nuevo siglo a nuestras espaldas. Y es esa devoción inquebrantable por la ética y estética retro lo que los hace singulares, admirables y dignos de asombro: no diremos inconfundibles, en cambio, porque a ellos les encantará seguir jugando al despiste y que los imaginemos en otras coordinadas espaciotemporales bien alejadas de las Ramblas.
Poco más de tres años después de Keepin’ on, estos admiradores de la gran tradición musical afroamericana, siempre dispuestos a que unas cuantas buenas cucharadas de funk y jazz se cuelen también en su marmita, retoman la misión donde la dejaron: dispuestos a chorrear de sudor y a transmitir un mensaje de tenacidad, amor por la vida, espíritu noctámbulo y, de paso, conciencia social. La banda experimentó un giro curricular en 2019 cuando su cofundador, Daniel Segura, decidió abandonar la música al tiempo que la vocalista Koko-Jean Davis decidía probar suerte por su cuenta con los también mercuriales Koko-Jean and The Tonics. Pero Kissia San, cantante francesa de sangre somalí, refrenda aquí su condición de recambio impactante con una lección de ardor contenido: hay fuego en su garganta, pero no necesariamente arrebato, puesto que el mensaje primordial de estos tiempos crudos y desencantados ha de llegar también al corazón (y el alma, claro) de los destinatarios.
Como de costumbre, los nombres y las enseñanzas de James Brown, Ike & Tina Turner, Nina Simone y hasta Etta James se nos agolpan en el imaginario, con derivaciones más modernas en torno a LaBelle o Macy Gray si queremos apuntalar del todo el marco de referencia. Al fragor del inaugural Hard times se suceden la crítica mordaz (Brand new nothing) o el desaliento sentimental de I gave you all, siempre con la percepción de que los nueve músicos reman, sudan, sufren y sienten en la misma dirección.
Produce personalmente Neal Sugarman, el director de Daptone Records (ay, nuestros queridos Sharon Jones o Charles Bradley), para que no nos falte nadie ni de nada en esta bendita eclosión vintage. Y solo se cuela un sorprendente giro de guion cuando reparamos en que My life is right, el único tema ajeno del lote, es un original de Chris Bell para el histórico primer álbum de Big Star (#1 Record, 1972). Asómbrense, porque en la lectura de los catalanes no queda ni un ápice de power pop. ¡Pero funciona!