Sorprendieron, y mucho, estas cuatro jovencitas londinenses hace tres años, cuando su álbum de estreno (Love in the 4th dimension, 2017) se coló incluso entre los candidatos al premio Mercury, ese “disco del año” por tierras británicas. Su prolongación volverá a sorprender en términos comparativos, porque la evolución ha resultado tan súbita que a veces cuesta reconocer al cuarteto de antaño. Aquella banda bulliciosa, de guitarras chisporroteantes y sonido nervioso, deja ahora paso a un cuarteto de sonido mucho más sofisticado, predominio evidente de los sintetizadores y un refinamiento vocal muy estimulante.

 

No es ya que la jefa de todo este, Juliette Jackson, cante significativamente mejor, sino que las armonías vocales se convierten en signo identitario. Y así es cómo, en un suspiro, aquella formación rebelde y un punto furiosa de hace muy poco se reformula desde la sofisticación, el gusto por los estallidos melódicos de la new wave y hasta el influjo de los Blondie más juguetones, evidente en los momentos de mayor evanescencia: Don’t think, por ejemplo, toda una oda a no complicarnos la vida más de lo estrictamente necesario.

 

Jackson también ha incrementado sus dosis de socarronería, y evidencia sus dotes como observadora lúcida del paisaje cotidiano (a veces con un punto de gravedad, como en Dog eat dog) y cronista de una generación a la que le sobra preparación pero le escasean las oportunidades. Puede que las trascendencias y solemnidades todavía no le funcionen del todo a estas chicas, que se difuminan y pierden algo de encanto en Waves, pero los momentos más descaradamente pop de esta segunda entrega se vuelven adorables. En particular, el pomposo arranque con It’s easy then, la muy tarareable Your light y la adictiva Barcelona, retrato pletórico de luz y elogios de una ciudad a la que siempre existen motivos para querer.

 

Reorienten sus antenas con las jovencitas de esta Gran Luna: han pasado de la producción más cruda de Marika Hackman al barroquismo de Ben H. Allen (Gnarls Barkley, Animal Collective), pero sigue siendo ineludible sintonizarlas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *