A finales de 1993, hasta puede que incluso hacia el mes de octubre, October Project iban a comerse el mundo. A dentellada limpia. Parecían contar con muchas bazas al respecto: la poderosísima voz titular de Mary Fahl, una evocadora imagen en blanco y negro, el respaldo entusiasta de una multinacional, canciones hermosas que entraban a la primera, historias que pretendían apelar al amor por la naturaleza, a una cierta armonía cósmica.
Pero algo falló. Inmerecidamente, avisémoslo. Este primer álbum no acabó de prender en el corazón de los oyentes sensibles, y eso que remitía a un compromiso con la belleza, con las cosas que importan de verdad. Con una vida en la que el metrónomo redujera el pulso, y eso que por entonces desconocíamos los peligros inherentes a un mundo hiperconectado. Una segunda tentativa, un par de años después, se evaporó de manera aún más fugaz. El respaldo mudó del entusiasmo a la evanescencia y el proyecto otoñal pasó a la historia –acaso al negrísimo agujero del olvido- como efímera flor de un día.
Maldita memoria traicionera, por cierto: los autógrafos garabateados en el ejemplar permiten deducir que se materializara alguna cita con la banda al completo, circunstancia que constará en alguna hemeroteca pero no en los recuerdos personales. Sí pervivía esa noción nítida, en cambio, de muchas de estas canciones, que hoy más parecen lindas páginas de solemne atemporalidad. Es más, sería ilusionante escuchar ahora en la radio títulos como Bury my lovely (un casi one hit wonder que no llegó a tal) o la estupendísima Eyes of mercy, que no se queda tan lejos de los Cranberries: sería indicio de ambición, de búsqueda.
October Project eran hijos de un tiempo enfático (Nirvana reinaba en todas partes, Pearl Jam asumían la condición de príncipes herederos) y ahora los desdeñarían por tomarse demasiado en serio. Quizá aspirasen a traducir al pop algunas enseñanzas de las entonces llamadas nuevas músicas, una circunstancia que también concurría con los igualmente muy olvidados Bell Book and Candle e incluso, mutatis mutandi, con los portugueses Madredeus, que disfrutaron de momentos ciertamente gloriosos (¡película de Wim Wenders incluida!). Lo de October Project no cuajó, pero a este rescate le gustaría servir también como homenaje y humilde acto de justicia.
Esos Red book And Candle eran un@s nordic@s tipo 4 Non Blondes que cantaban un tema llamado Rescue Me? No se me parecen a October Project. Oigo lo de los discos dedicados en Hoy Por Hoy
Siguen haciendo música y buenq eh.
Yo me acuerdo de Fallong Farther In (del 95), uno o d9s discos después. Llegué a hacer una temporada de estudios en los EEUU y la disquera regalaba unos cassettes promocionales con diferentes artistas que me imagino ellos pensarían les iban a gustar a los chicos en ese verano. Something More Than This es un temazo, estaba allí incluido y es la canción que me hizo fan hasta hoy de ellos.
En un mundo que ya había recibido a el Unplugged de los 10000 Maniacs y que pronto vería Lilith Fair (MacLachlan estaba en su tercer o cuarto disco – el tercero tenía Possession, otro temazo) creo que podrían haber llegado lejos…
Muy bien traída la contextualización con los Maniacs y Lilith Fair… Mil gracias por tus aportaciones.