Anda la música popular de este país muy necesitada de más personajes como Jorge Pérez. Bien, en verdad también el propio Pérez estaría interesado en figurar con mayor frecuencia en nuestros listados de predilecciones: “Las tres tormentas” es ya su quinto trabajo en la última década, una media bien razonable, y las evidentes excelencias de esta grabación no permiten pronosticar que abandone el consabido estatus de artista de culto. En otras palabras: podremos regalarle merecidamente los oídos con nuestros piropos, pero quizá (y ojalá estemos ante un diagnóstico errado) él no pueda satisfacer todas sus facturas solo con el fruto de este talento. Al menos se da el gusto de hacer su santa voluntad, una sensación que no tiene precio. “Las tres…” es un disco nada evidente, muy difícil de empaquetar en categorías preestablecidas, ingenioso por inesperado, lúcido desde la desazón: un baile, quizá también una burla, para tiempos de medianías y borrascas, de comunicación absurda. Hay muchas ideas en ebullición, casi siempre buenas: advirtamos como excepción que la ocurrencia de “Adelante”, una nota de voz recibida por “guasap” y reproducida entre algodones sintetizados, puede que solo tenga gracia para receptor y remitente. Pero Jorge acierta en muchas otras ocasiones, desde “Cerdo sorpresa” a “Vamos búho”, inclasificables, bien se ve, hasta en los propios títulos. Pop inteligente e inesperado, ecos difusos de The New Raemon o Grizzly Bear para uno de nuestros autores más sagaces.