Es difícil explicar qué es exactamente este artefacto titulado Amor en tiempos de Twindergram, que no encaja del todo en la categoría de discolibro y que su propio autor califica como “historia con banda sonora o disco novelado”. El formato de librito ilustrado de tapas duras parece esconder un cedé que no es tal, sino solo un enlace para la descarga de las 11 canciones. Y la historia que se hilvana a través de estos 11 cortes (¿un elepé temático o conceptual?) puede comprenderse a partir de las letras, pero se explicita más y mejor en los 11 capítulos respectivos del papel. Y todo, para poner encima de la mesa una historia de amor entre dos cíclopes (!) veinteañeros, Dani y Gabi, que se conocen a través de esa imaginaria app de citas que consta en el título. Todo muy loco, cierto. Todo, también, francamente divertido. E insultantemente pop (lo que, desde luego, acaba no teniendo nada de insulto).

 

No había llegado tan lejos Eguala en los tiempos de Espenta (2018), su puesta de largo, aunque ya se le veían las trazas como autor de exitazos potenciales, de canciones felices que animan a la superación, el abrazo y, sobre todo, el coreo colectivo. Todo ello se multiplica en este ¿cantalibro? en el que Santi Igual, este valenciano radicado en Madrid, eleva sus patrones de electropop hasta el paroxismo. ¿No parecen las estrofas habladas de ¿Y tú más? un remedo de Ma quale idea, de Pino D’Angiò? ¿No son Dame una señal y Entre tú y yo el haz y el envés, el uno revolucionado y el otro noctámbulo, de esa misma necesidad de abrirse ante la pareja y desear fervorosamente que el hechizo nunca se descomponga?

 

El contrapunto femenino de Jordana B convierte a la primera de ellas en uno de los momentos más eufóricos e irresistibles de esta especie de comedieta en 11 actos, aunque la efervescencia synth de Eguala no decae durante toda la, digamos, representación. Entre la candidez encantadora de Morreo y la sagacidad de La Casa Azul, Amor en tiempos… es puro chisporroteo kitsch: bailable y hasta eurovisivo, si se quiere, pero muy, muy ocurrente. Y hasta desafiante frente a los dictados de las mayorías: Bachata en Levante, estupenda, no queda muy lejos de los preceptos de nuestra ubicua motomami. En cuanto a Tiempos de Twindergram, el corte inicial, parece el encuentro entre la mediterraneidad petarda de Varry Brava y el chispazo psicodélico sureño de Derby Motoreta’s y derivados. Dani recuerda entre bastante y mucho al Heroes de David Bowie, pero con brillantina.La neverita viene a demostrar que el legado de Human League y otras luminarias sintetizadas de hace cuatro décadas no ha perdido predicamento entre la generación milenial. Una bonita mezcolanza, claro que sí.

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