La banda es de nuevo cuño, pero sus artífices no. Al contrario: saben muy bien, por formación y bagaje, lo que se traen entre manos, y todo ello convierte este Las cosas del querer en un primer bocado bien sabroso. Suena espontáneo, fresco, afable, bien sazonado y repleto no sabemos si de amor, pero, como poco, de mucha luz. Es instantáneo e invita a la escucha repetida, con un elevado índice de aciertos. Diremos más: si tenemos en cuenta de que solo flojea en los dos últimos cortes, siempre queda la opción de detener la escucha antes del punto final.

 

Detrás de estos Maison Bélier se encuentran la cantante Elsa Formisano, antes en Lil Mama, y el bajista y productor Juanlu Leprevost, que formó parte de la alineación titular de Ojos de Brujo antes de escindirse y promover Calima. Hablamos, en definitiva, de algunas de las formaciones de pop mestizo más relevantes que han dado las tierras catalanas, y los Bélier prolongan ahora esa senda agudizando la vocación ecléctica, transfronteriza y multicultural. Incluso desde un punto de vista lingüístico: aunque el castellano goza de presencia mayoritaria en el repertorio, hay también incursiones en el catalán, francés y portugués.

 

El bajo de Leprevost aporta casi siempre el aderezo funk a un cancionero que cabalga entre la rumba y el pop aflamencado. Aunque con excepciones: la estupenda Besos con veneno da el salto al continente americano y apuesta por la cumbia con acento medio brasileño, mientras que Bufa el vent abre las puertas al catalán con un tiempo medio exquisito, elegante y mucho más sosegado que el resto del disco.

 

Ojos negros se alimenta de su intenso gracejo rumbero, que le sienta muy bien a una historia de gitanas, empoderamiento y feminismo: una de esas historias a las que Las Migas, otro puntal de esa Barcelona con acento sureño, también sabe sacar mucha punta. Sígueme es otro plato fuerte, sobre todo gracias a la incorporación del angoleño Odón Nicolau y el aroma de la lusofonía y de las buenas vibraciones que pueda sugerir una tarde soleada. A Lamari (Chambao) le resultaría sencillo incorporarla a su repertorio, barruntamos. En realidad, el álbum solo naufraga un poco en Te lo di, de letra algo vaga y mediocre, y la más bien repipi Febrero, un canto de amor maternofilial que echa el cierre con un repentino subidón de azúcar que le puede sentar muy mal a nuestro metabolismo. Mejor detenerse antes y evitarse desajustes alimentarios, ya sea en febrero o en pleno verano.

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