Dice Fede Comín que acá va la prueba física de que lo sigue intentando. Es una prueba de peso, y más aún cuando de lo físico pasamos a lo audible. Porque La otra mitad del mundoentra como un cañón y agranda el universo inteligente de este chico sensible. A Fede seguro que no le va el manspreading; él es más de llamar a la puerta con discreción, de seducir poco a poco con su tenue acento porteño, de engatusar con ese poso adquirido durante tantos años al pie de la Alhambra. Lleva así como 15 años intentándolo y consiguiéndolo: quizá no la popularidad, pero sí una escritura pulcra y seductora. Y si aquí encima se confabula con El Kanka para Lo no vivido, la cosa se pone aún más divertida. Guárdenle en sus oraciones. De veras.

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