Vaya tipos curiosos, estos amigos del chocolate caliente: pícaros y ardorosos hasta a la hora de bautizar a la banda. Cualquiera que escuchase por vez primera a Hot Chocolate los habría situado a no muchos kilómetros de Memphis, pero el quinteto era británico, había asentado en Londres su base de operaciones y, aun con mayoría negra, presumía de un atractivo componente interracial. Incluso su jefe de filas, Errol Brown, era original de Kingston (Jamaica), pese a que siempre tuvo mucho más cerca en sus oraciones a James Brown que a Bob Marley o cualquier otro de los prebostes del reggae. Lo doloroso es que al grupo, espléndido y musculoso en estos comienzos, siempre se le negó el reconocimiento masivo en Estados Unidos. Y que Errol acabaría erigiéndose en fervoroso defensor del tatcherismoparticipando en la fiesta para los invitados al enlace entre el príncipe Carlos y Lady Di, pero esa ya es otra historia.

 

A la altura de este tercer álbum, Man to man, la banda ya se había consolidado como una maquinaria abrumadora, engrasadísima. Provenía de una segunda entrega homónima en la que había deslizado aquel You sexy thing, un tema lúbrico pero no tórrido, de una ligereza contagiosa y adorable. Este nuevo disco, en contraste, nunca dispuso de una canción bandera que le sirviese para despegar. En su conjunto, sin embargo, era un festín insuperable. Siempre más bailongo que comprometido socialmente, y más escorado hacia el funk y la emergente música disco (compruébese en esos desbocados arreglos de cuerda, maravillosos, para Don’t stop it now) que en las raíces originales del soul.

 

Tantos años después, asombra la capacidad de estos nueve cortes para retumbar en el salón y mover al sudor y el hedonismo. Producía, bien es cierto, el gran Mickie Most, fundador de la entonces boyante RAK Records y con un historial fascinante de éxitos sesenteros (The Animals, Herman’s Hermits) a sus espaldas. Y Errol Brown se explayó en su faceta más sensual y chuleta con Heaven is the back seat of my CadillacSugar daddy, tremendas y abrasivas explosiones de funk de alta graduación. Sumemos la picardía de Sex appeal o la invitación al tarareo desbocado de You could’ve been a lady, reelaboración muy mejorada de un single publicado sin mucha repercusión a principios de la década. Man to man no dejaba margen al respiro y aún hoy es capaz de transmitir ese hedonismo desprejuiciado con el que fue concebido. Bendito desparpajo.

2 Replies to “Hot Chocolate: “Man to man” (1976)”

  1. Hola Buenas Tardes :Me encanta tu blog ,pero estaria más aun si le pusieras un enlace de disco en Spotify.
    Ahí te dejo la sugerencia.
    Gracias por aportar tu contribución a la difusión cultural de la música.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *