No es el blue-eyed soul un territorio precisamente yermo de unos lustros a esta parte, sobre todo a raíz de que la insustituible Amy Winehouse emprendiera su inconclusa tarea de evangelización, pero al británico PM Warson se le nota con hambre para hacerse con una buena porción de la tarta. No nos fiemos de su aspecto de chico aseadito y empollón al que no le sobran los amigos en clase, porque hay empeño, tenacidad y, sobre todo, uñas bien afiladas en la historia de un chaval que comenzó autoeditándose los primeros vinilos de siete pulgadas y que ahora lanza su segundo álbum sin apenas dejar ni un año de margen desde True story (2021), su alabado debut.

 

Dig deep repeat no pretende ningún rupturismo, desde luego, pero sí avala el amor imperecedero del firmante por los sonidos clásicos de los sesenta; el soul por encima de todas las cosas, pero también el rock y hasta las formulaciones más germinales de la new wave. La única versión aquí es Leaving here, un tema de muchos quilates en el catálogo de Holland-Dozier-Holland, con la peculiaridad de que se ofrece en dos lecturas distintas; pulida al principio del álbum y ralentizada muy a la manera vanmorrisoniana justo para finalizar el trabajo. Aunque la presencia profusa de órganos Hammond con sección de metales hace que no sea la única vez en que la figura del León de Belfast nos viene a la cabeza.

 

Ese sonido cálido, medido y con lustre, eminentemente analógico, es inexcusable durante todo el álbum, que por lo demás opta siempre más por el sosiego que por los desarrollos trepidantes. En realidad, casi la única vez que el metrónomo se acelera llega con Dig deep, un instrumental a la manera de Ennio Morricone que encajaría como un guante en el universo de Tarantino. Insider, el tema de apertura, recuerda en cambio mucho más a la formulación más descansada de los Black Keys; y no sería descabellado pensar que una producción de Dan Auerbach habría elevado la mayor parte del trabajo desde el notable al sobresaliente.

 

Con todo, aquí hay materiales preciosos que extraer minuciosamente. Sobre todo, en la impresionante cara B, que se abre con un Out of mind que habría convertido a Warson en un autor de éxito allá por 1967, y prosigue con dos piezas de combustión lenta y coros femeninos, Nowhere to go y Matter of time, no menos colosales. Igual que California tiene a su Nick Waterhouse, Gran Bretaña hará bien, desde ya, en sacar pecho de este PM Warson.

 

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