Como le sucediera a la práctica totalidad de los seres humanos, los planes también saltaron por los aires en el cuartel general de los escoceses Texas cuando 2020 aún apenas había echado a andar. Lo que debería haber sido un año para celebrar el trigésimo aniversario de Southside (1989), aquel esplendoroso debut de I don’t want a lover, se transformó en recogimiento e introspección, pero también en repaso del fondo de armario. Y en esas aparecieron un puñado de canciones inacabadas de la era de White on blonde (1997), el verdadero gran aldabonazo de la banda, que sirvieron como hilo conductor para empezar este 2021 con repertorio nuevo, flamante, liviano y amenísimo.

 

Porque Hi es uno de esos álbumes que no cambiarán el curso de ninguna historia, pero que deben admirarse como lo que son: fuente de placer y compañía, un repertorio apacible y familiar que parece compuesto desde muchos años atrás con independencia de lo que señale la fecha de publicación. De hecho, su relativa condición de eslabón perdido respecto de un álbum con casi un cuarto de siglo de historia refrenda no solo su atemporalidad, sino ese permanente escoramiento hacia el soul de ojos azules (Mr Haze, los elegantísimos arreglos de cuerda para You can call me) o los grupos femeninos de los primeros sesenta (Heaven knows).

 

A partir de ahí surgen variaciones estilísticas sutiles y siempre en territorios ya explorados, pero de factura impoluta. Look what you’ve done es tan radiante en su apuesta por la new wave que creemos estar escuchando a la mismísima Kirsty MacColl, que en gloria esté. Moonstar se tiñe de country fronterizo e incluye una armónica estupenda, Falling parece coescrita junto a kd lang y, para rematar la faena, la versión original de Hi aporta el toque de modernidad urbana y rapera de Wu-Tang Clan.

 

Añadamos el desparpajo de Sound of my voice o la solemnidad baladística de Unbelievable para comprender que los de Glasgow han tirado de oficio y solvencia a raudales. Y con protagonismo absoluto para Sharlene Spiteri –a la que los años no alteran un ápice la voz– tanto en portada como contraportada. Nota final para amantes de los formatos físicos: el prensado en vinilo blanco del LP es una preciosidad, pero el cedé incluyo dos temas adicionales, y el segundo de ellos, Had to leave, merece recomendación expresa. Avisados quedan.

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