Llevo sus buenos 30 años escuchando este disco, y sé bien que podría pasarme haciéndolo otros 300 más. Al principio en humilde cinta TDK, luego en vinilo de segunda mano y ahora incluso en esta reedición reciente, que incluye un goloso y muy recomendable festín de caras B, grabaciones tangenciales y directos varios. Pero para el meollo nos sirven los 11 temas del álbum original, que eran encantadores. Se hace curioso, incluso también inquietante, que haya transcurrido tanto tiempo de un álbum que exprimía en These early days la melancolía a la que nos aboca esta vida fugaz. Es una carta de amor a una criatura de apenas dos años, el regalo a alguien con todo el libro de la vida aún por escribir. ¿Quién sería y qué será de él o ella ahora? Si tuviera que quedarme con un solo tema de EBTG, dúo adorable desde su embrión, creo que escogería ese. Pero el resto del elepé también es una preciosidad. Si no has tenido la suerte de tropezarte con Idlewild hasta ahora, hazlo. Sin duda. Es de una sensibilidad conmovedora. No solo por sus baladas perfectísimas: Apron strings, Shadow on a harvest moon o The night I heard Caruso sing, esa que nos descubrió cómo Ben Watt también podía ser el gran cantante que ha terminado siendo. En general, porque es el retrato de momentos maravillosos que se desvanecen, la apoteosis de una pareja joven y talentosa a la que no se le disipaba la nube de la melancolía. Porque siempre llega un lunes para recordarnos que hemos de decir adiós a los domingos (Goodbye Sunday). Por la soledad que encierra la no menos entrañable Lonesome for a place I know. Porque nos pasaríamos el día entero caminando por Oxford street. Idlewild es una postal de la nostalgia, una foto que pasa del blanco y negro a ese color antiguo, evocador y desvanecido de la portada. Es un disco sobre la belleza perdida, pero depositada en la memoria. Como volver a 1988; quién pudiera.
Mi disco favorito de EBTG. Un disco con su sonido más característico en su plenitud, el cual se iría manteniendo hasta el remix electrónico de Missing. Su edición extendida posee joyas indispensable para un musicalizar un día invernal. Lejos lo mejor.
Gracias por la crítica de este disco, que no envejece nunca y que, al igual que tú, continuo escuchando de vez en cuando. Saludos cordiales.
Totalmente de acuerdo.
Yo también lo tuve primero en cassette , y luego en CD. Me trajo la cinta un amigo que estuvo en Londres. Hubo un verano, supongo el del año que lo editaron que lo escuché cientos de veces. Había pasajes que se escuchaban mal porque estaba muy desgastada. Luego cuando lo conseguí en CD, ya lo pude volver a disfrutar al completo.
Y sigue siendo un disco que me pongo en esos momentos que quieres simplemente escuchar buenas canciones sin más pretensiones. Y gracias por el apunte de que sacaron una versión con más temas, no lo sabía. Lo tendré que buscar.
Este disco, y el Steve McQueen de Prefab Sprout son de los que mejores recuerdos tengo. Gracias por traerlo de nuevo a mi memoria