Nunca es bueno dejarse sapos y culebras en el estómago, y a partir de ciertas edades la contención puede derivar en úlcera. Los cántabros Los DelTonos lo han visto claro con esta entrega furibunda, un estallido de energía reconcentrada durante el crudo confinamiento y ahora liberada con resultados espectaculares. Más aún si hablamos de una formación que cumple 35 primaveras y suena más musculosa y desafiante que muchos jovencitos nacidos después de aquel mágico 1986.

 

No, no está la vida como para andarse con tonterías. Hendrik Röver y Fernando Macaya acumulan el suficiente bagaje como para comprenderlo de manera meridiana. Rodeos, los justos. El tándem nuclear del cuarteto refrenda su compromiso con eso que denominan “grasa saludable” y vuelve a postularse aquí como nutricionistas de cabecera. Con muchos años de experiencia en su particular doctorado en endocrinología sonora; los bastantes como para no practicar en exceso la diplomacia. Lo refleja muy bien Hey, gente, el primero de los cortes, un retrato más bien desdeñoso sobre los apóstoles de la música despojada de guitarras. “Vale vale, que sí que sí, que el rock ha muerto. Que me dieran solo un euro por cada ocasión que he escuchando eso mismo”, repite Röver mascullando, o masticando, las palabras. Una manera estupenda de propinar un mandoble en la mesa.

 

Los cántabros nunca han andado escasos de fiereza, pero la acumulación de hastíos les ha sentado muy bien para afilar el discurso. “Estoy harto de ser el pelele que encaja los golpes”, escuchamos en Lo dejo, mientras La pieza principal (de lo mejor del lote, con sus gloriosos seis minutos) se recrea en sus ecos a los Doors y para Invencibles asoman amagos de power pop con regusto a Josele Santiago. El parentesco –por generación, actitud y sonido– con Los Enemigos es elocuente y halagador para ambas partes. No serían mal cartel doble para celebrar a lo grande el finiquito no ya de tanto dolor e incertidumbre; también, de tanta tontería acumulada.

 

Y así, entre apelaciones abundantes al rock sureño (Villano) y la parentela cercana, entre el hard rock y el blues rock (Farsa), va transcurriendo ese discurso musical, vital y anímico. Todo sin renunciar a un descreimiento endémico, a esa constatación amarga del Todo igual con la que cae el telón. El mundo tiene mucho de fiasco, seguramente, pero no renunciemos por ello a la opción de encabronarnos.

 

 

 

4 Replies to “Los DelTonos: “Craft rock” (2021)”

  1. Amén.
    Añadir que se agradece muchísimo el trabajo que hacen con el sonido, con esas guitarras crudas y distorsiones fuzz que crujen a las mil maravillas.
    Por cierto, Deltonos y Enemigos son tándem ganador. Si les convences les acompaño toda la gira … jajaja
    Gracias por tu trabajo y un abrazo
    Tuto

  2. Teniendo en contra a compañías discográficas y a la ley que les declaró “Grupo Intelectualmente Violento” (¡¡Que gran eslogan!!) ellos han seguido con sus discos “grasientos” y actuaciones “anfetamínicas”. No me perdí ninguna cuando venían a mi zona. Por algún cajón todavía conservo mi carnet del Club Enfermo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *