Un ambicioso proyecto antológico en torno a la sin par Mina Mazzini, con forma de doble vinilo de alto gramaje y flamante color azul intenso. ¿Nel blu di pinto di blu? Bastarían estas dos docenas de palabras para sentir una curiosidad irrefrenable por esta entrega, concebida como lo que sin duda ha conseguido ser: un objeto del deseo. La excelencia por contenido, pero concebida también a través del continente. Una intersección de bellezas, la externa y la intrínseca, que difícilmente podría tener rival. Bueno, sí. Cassiopea nace con un hermanito gemelo, Orione, también con forma de doble LP tintado en este caso de radiante rojo pasional. El doble rojo y el doble azul: los guiños a los Beatles, ya que Mina se sabe en el olimpo de los indiscutibles, nunca están de más.
Tienen trabajo por delante, mucho, los recopiladores que se enfrentan a la tarea de reordenar este legado ingente. La diva de Cremona, que soplaba las 80 velas de cumpleaños justo al comienzo del confinamiento, lleva sus buenas cuatro décadas apartada del mundanal ruido en su retiro suizo, aunque permanece al tanto de este mundo que la rodea y la sigue idolatrando. No es para menos: a pesar de su estruendoso silencio, que no es como el de nuestra Marisol pero en parte lo recuerda, tuvo tiempo antes de grabar más de un millar de canciones. A título de ejemplo, la que abre Cassiopea, titulada Anche un uomo, proviene de los surcos de Attila, que en 1979 emergió como su trigésimo segunda entrega discográfica.
Hay entre los 15 cortes de este festín mitómano una elegantísima pieza inédita, Un tempo piccolo, igual que entre los 15 de Cassiopea se desliza otro estreno, Nel cielo dei bars. Como director artístico de todo esta magna restauración que pretende ser Italian songbook se erige el propio hijo de la artista, Massimiliano Pani, el primer interesado en que mamá retorne a las estanterías como lo que siempre fue: enigmática, orgullosa, magnética, hermosamente distante. Arreglos noctámbulos de jazz ligero para arropar a quien, por puro carisma, apenas necesitó de una cámara que no apartase la lente de ella. Aquí, puliendo metales preciosos como el Caruso de Lucio Dalla o una monumental lectura de La lontananza (Domenico Modugno). Vayan poniendo en temperatura el vino.