Las cifras, siempre tan inapelables, nos recuerdan que son ya siete los años transcurridos desde que REM echaran el telón con “We all back to where we belong”, una de las canciones más deliciosas del mundo mundial. Y aquí no hay margen para la vuelta atrás, salvo sorpresa mayúscula. Por eso ahora solo nos queda el consuelo del completismo, un ejercicio algo enfermizo (todos los melómanos lo sabemos) y solo en algunos casos justificado. REM nos sirve como excepción, porque también encima de los escenarios fueron excepcionales. Durante su vida activa llegaron a publicar dos extensos trabajos en directo, el canónico “Live” (2007) y el mucho más autoexploratorio “Live at the Olympia” (2009), pero los de Athens habían sido muy reticentes hasta ese tramo final a las grabaciones en vivo. Por eso esta exhumación en los inabarcables archivos de la BBC, televisivos y radiofónicos, resulta ahora tan apasionante. Encandila sobre todo comprobar la fuerza nerviosa que Stipe, Buck, Mills y Berry desplegaban en las cinco canciones rescatadas (comienzo del disco 2) de su paso por Nottingham en noviembre de 1984, una de sus primeras visitas europeas. Es la única (y maravillosa) incursión en la década de los ochenta, porque la siguiente escala nos sitúa en una algo insegura entrega acústica (cuatro cortes en el disco 1) para Nicky Campbell en marzo de 1991 ante el alumbramiento de “Out of time”, el disco que lo cambió todo. El resto es una fascinante exhibición de poderío, incluso, admitámoslo, tras la marcha del batería Bill Berry. Y ello incluye la consagración de Glastonbury (1999) o a un plañidero Thom Yorke haciendo de Patti Smith para “E-bow the letter” (St. James Church, 2004). Si acompañan las finanzas, la versión íntegra comprende ocho discos y 450 minutos de disfrute. Dicho queda.