La primera gran sorpresa discográfica que nos tenía reservados este 2023 es, menos mal, una particularmente estimulante. Resulta que Belle and Sebastian tenían guardado un álbum completo en la cajonera, 11 canciones registradas al tiempo que daban forma a A bit of previous (2022) y sobre las que no habían deslizado ni media palabra. Tranquilidad, amigos suspicaces: Late developers no es una colección de descartes, caras B o piezas de menor rango, sino un nuevo elepé al menos tan brillante como su antecesor y, de alguna manera, complementario a lo que conocemos apenas nueve meses atrás. Así que el nuevo año acaba de proporcionarnos el primer gran argumento para sonreír.

 

En realidad, el sagaz Stuart Murdoch y sus camaradas de Glasgow llevaban una temporada sometiéndonos a dieta severa, por lo que esta repentina concatenación fonográfica sirve también para resarcirnos. Puestos a incurrir en la tentación de las comparaciones, Late developers parece sensiblemente más feliz, instantáneo, alborotado y chisporroteante que su hermanito mayor. En A bit… había monumentos de pop, como no podía ser de otra manera, pero también margen para el tormento y el desasosiego; incluso alusiones a la sombra pesadillesca de la enfermedad mental. Aquí asistimos a un estallido, a un chispazo simbolizado en título y forma en píldoras de luz radiante como So in the moment. Que es una manera de enarbolar, dos milenios después, el carpe diem que predicaban nuestros remotos fundadores de la cultura occidental.

 

Murdoch acumula así más de cuarto de siglo de antídotos musicales contra la molicie y la atonía sin que el grave peso de los años le haga perder músculo. Al contrario, Juliet naked, que toma su título de la deliciosa novela de Nick Hornby (otro vitalista tierno, sentimental y, por fortuna, irreductible), es un primer corte de aire descuidado, abrupto, casi amateur: como si asistiéramos al alumbramiento de una nueva banda joven y bulliciosa, tan ansiosa por hacerse oír que no le rindiera grandes pleitesías al rigor de las formas. Es una manera, intuimos, de avisar sobre la inmediatez y el fogonazo que se nos avecina. Una colección acelerada, juguetona, casi bailonga: When you’re not with me presenta un desparpajo que no desentonaría en un grandes éxitos de ¡Blondie!, mientras que la adorable Will I tell you a secret casi parece un cuento travieso para canturrear al oído.

 

Y todo hasta llegar a I don’t know what you see in me, que es un himno radical y panorámico, con todas sus cinco letras. ¿Synth pop desde los cuarteles generales de la sabiduría culta, refinada y universitaria en Glasgow? No lo dudemos: a ver si superas eso, Mika. Y tampoco pasemos por alto su prolongación, Do you follow?, que ahonda en ese empeño por combatir el transitar vital con un buen lifting por la vía de la música disco.

 

Ay, el paso del tiempo. Nuestro gran debate como especie culmina aquí con una última gran sorpresa, la recuperación de un When the cynics stare back from the wall que Murdoch escribió antes del alumbramiento de B&S y que aquí conocemos junto a la serena y enorme Tracyanne Campbell, de Camera Obscura. Y no, no hay cinismo aquí, sino una celebración de la vida. Que nos acabará matando, pero nos deja antes argumentos para cogerle cariño.

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