No era sencillo guardar en la memoria o tener siquiera bajo el radar a Blam de Lam, un cuarteto proveniente de Martos (Jaén) que llevaba la friolera de ocho años sin pronunciarse discográficamente y que, en cualquier caso, no pasó de la fatigosa condición de banda de culto a raíz de las dos entregas que había protagonizado a lo largo de la década pasada. Con aquel Dualismo (2016) ya solo en las oraciones de los allegados o los muy incondicionales, este Punto Nemo se postula ahora como un resurgir o acaso el segundo nacimiento de una formación que practica un rock experimental pero permeable y que, mejor aún, matiza el innegable ascendente de los granadinos Los Planetas con una articulación más inteligible. Y hablamos también en términos estrictos de comprensión y foniatría.

 

El “punto Nemo” es el espacio más remoto y alejado de tierra firme que encontramos en el planeta, un lugar inaccesible y separado 2.700 kilómetros al norte de la Antártida, por lo que los científicos lo utilizan como cementerio de naves espaciales. Puede que los jiennenses no pretendan parecer marcianos con esta formulación, pero Punto Nemo sí que aspira a dejar preguntar en el aire, a incomodar y desasosegar con su música hermosa y lírica, pero también propensa a la inquietud. Música de y para almas desangeladas, un discurso que puede entenderse en clave generacional pero que acaba planteando interrogantes del todo universales.

 

No hay tanto lugar a la nostalgia como a la incertidumbre. Y todo ese caldo de cultivo emocional se sustancia en 10 canciones densas, enigmáticas y hermosas, tan poco complacientes y a la vez excitantes como Todo va bien, donde frases demoledoras (“todo se pudre mientras yo me odio y me castigo”) pueden dar paso a un estribillo tarareable y emotivo. Hay canciones deliciosamente británicas que terminan con un deje a Xoel López (Como todos esos tontos), baladas súbitamente ambientales, cadenciosas y nihilistas (La estancia) y bajos gruesos y pesados en la tradición del post-punk, como en el caso de Confesión. Blam de Lam son una rareza atemporal, sagaz, inteligente y extraña, una banda de apariencia inaprensible que, contra pronóstico, acaba haciéndose muy fuerte en el giradiscos. Ignorarlos sería no ya una injusticia, sino un error manifiesto.

 

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