La primera vez que escuché “The art of trio, Vol. 3”, allá por 1999, estuve tentado a preguntarme si su firmante disponía de diez dedos en las manos o la naturaleza, por alguna alianza extraña, le había dotado de unos cuantos más. Han transcurrido casi veinte años y acaso una cifra similar de discos, seguramente mayor si añadimos proyectos compartidos y colaboraciones, y sospecho que sigue sin manifestarse entre los terrícolas ningún pianista con capacidad de hacerle sombra a Mehldau, puede que mi favorito en términos absolutos junto al no menos indispensable y aún más mítico Keith Jarrett. La capacidad de sorpresa y fascinación arrebatada de las primeras veces acaso sea irrepetible, pero, como en el buen amor, la mía con Brad ya es una relación consolidada. “Seymour…” la apuntala porque es Mehldau en modo quintaesencial, sin grandes revoluciones personales pero exhibiendo una maestría mayúscula en ese arte del trío que aquella serie suya proclamaba. Basta escuchar “Spiral”, el original de casi nueve minutos que abre la escucha, para convencerse de que estamos en una dimensión estratosférica. La pieza es hermosísima en su estructura zigzagueante, pero además refrenda que no hay un solo pianista con una mano izquierda como la de este caballero de Florida. Mehldau vuelve a sus particulares piedras filosofales, desde McCartney (“Great day”) a Brian Wilson (“Friends”), con escala en standards como “Almost like being in love” y otras piezas propias, esta vez a menudo sosegadas pero siempre absorbentes. “Seymour…” es un trabajo inexpugnable: no hay manera de ponerle peros. Suminístrese a discreción, pues.

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