He aquí un doble reto de envergadura. A la memoria, siempre tan traicionera (la nostalgia puede endulzar recuerdos que no son tan merecedores de nuestros suspiros). Y a los prejuicios, envenenados por definición (¿por qué prestarle ahora atención a un grupo de los ochenta que no dejó apenas huella?). Un repaso a la trayectoria de Cock Robin, y en particular a este minusvaloradísimo segundo elepé, evidencia que el tiempo y el mejor de sus aliados, los recuerdos parciales e intermitentes, perpetran notorias injusticias.

 

After here… era, sin duda, un hijo de su tiempo. Lo producía Don Gehrman, un hombre en teoría convocado para dotar de músculo al dúo que integraban Peter Kingsbery y Anna LaCazio, pero no lo consiguió. Le avalaban sus trabajos junto a John (Cougar) Mellencamp y en la década siguiente se haría todavía más popular de la mano de Hootie & The Blowfish, otro ejemplo preclaro de ese rock americano de guitarras aparentes y vocación eminentemente comercial. Con este dúo de California, sin embargo, se le fue la mano a la hora de inyectar sintetizadores en la receta. Con nuestros oídos actuales, nos quitaríamos de en medio más de la mitad; casi todos, en el caso de I’ll send them your way, donde aún es más irritante esa batería robótica. Pero también volvemos sobre los pasos de El Norte, que en su día fue un éxito muy menor, y (re)descubrimos un título preciso, emotivo, elegantísimo. Y con LaCazio aprovechando al máximo uno de sus limitados papeles protagónicos.

 

Luces y sombras de unos años propicios para los extremos. En los créditos encontramos los nombres de ¡cuatro! programadores de sintetizadores y, por si faltara de algo, dos “operadores de synclavier”. Pero Kingsbery, que se firma el disco íntegro (nueve canciones), era un autor muy habilidoso, con luz en los estribillos e ingenio en los desarrollos. Esa virtud es muy evidente en Just around the corner, quizá el único título que recordarán con nitidez los lectores familiarizados de aquella con la FM. Pero también en Another story The biggest fool of all, los dos momentos en los que la química de los californianos (aunque Peter provenía de Texas) recordaba más a la de Ricky Ross y Lorraine McIntosh (Deacon Blue) en Glasgow, a muchos miles de kilómetros de la Costa Oeste.

 

En el subconsciente colectivo queda la asociación entre Cock Robin y su primer y único gran éxito, When your heart is weak, dos años antes. Pero el dúo habría merecido mejor suerte, y quizá la habría disfrutado de nacer durante la primera mitad de la década en lugar de la segunda. De hecho, tras el tercer álbum, First love: Last rites (1990), otra vez notable pero ya sin apenas repercusión, optaron por echar el cierre hasta un inesperado regreso en 2006.

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