Puede que aún haya quien analice a las roqueras femeninas bajo el filtro de la condescendencia, como si hubiera algo de exótico, caprichoso o disparatado en el hecho de que una mujer aspire a convertirse en referente también desde un contexto eléctrico, expeditivo y razonablemente enrabietado. Y sin duda habrá todavía quien deslice algún involuntario gesto de sorpresa al comprobar que artista(za)s como Dana Fuchs no se comportan solo como cantantes corajudas y temperamentales, sino que componen todo el repertorio y no disimulan su mando en plaza. Con resultados que, en el caso de este Borrowed time, nadie debería privarse de comprobar por iniciativa propia.

 

Tal vez el de Fuchs nos resulte un nombre poco familiar, pero sus 45 años vividos y exprimidos con todo el vigor le han cundido sobremanera. Tanto como para que, muy presumiblemente, nos la hayamos cruzado ante nuestros ojos aunque no reparásemos en el nombre. La de Nueva Jersey fue quien asumió en el off Broadway el reto de encarnar a Janis Joplin en el celebrado musical Love, Janis, a principios del nuevo siglo; pero es que en 2007 desempeñaría un papel relevante, como actriz y cantante, en Across the universe, aquella tierna comedia indie cuyo argumento y banda sonora giraban exclusivamente en torno a las canciones de los Beatles.

 

Su voz rugosa y asilvestrada, esa garganta de fuego, carne y cicatriz, la conducía de cabeza a ser la intéprete idónea en el filme para Helter skelter. Y ese mismo vigor no exento de genio, temperamento y rabia pervive tres lustros después en estos 12 originales corajudos, expeditivos. Verdaderas electrocuciones sonoras que no cesan hasta el último suspiro; de hecho, el duodécimo y último capítulo, Star, también coincide con la pieza más guitarrística, salvaje y demoledora de toda la colección.

 

Fuchs delega las guitarras eléctricas en su gran brazo derecho, el también coautor Jon Diamond, un hombre al que desde el primer corte no le importa desbocarse y sentir el vértigo del funambulismo sin red de seguridad. Ese Double down on wrong resulta ya bronco y electrizante, un comienzo de la jornada con carga doble de cafeína. Y con un pie en el blues-rock y otro en el rock sureño, como sucede en gran parte del álbum.

 

Fuchs se había permitido alguna salida del canon, incluso un disco reciente de temática infantil, pero este Tiempo prestado constituye un regreso en toda regla a la ortodoxia, el músculo, la palpitación. Y es, desde esa perspectiva, excelente. La cara A incluye los dos prodigios más evidentes del álbum, ese Save me con querencia hacia el soul y un Call my name en la órbita de las grandes baladas ardorosas del blues. Pero Dana no baja durante estos 50 minutos largos el listón de la autoexigencia. Puede recalar en el arrastrado folk de armónica con Lonely lie, pero las más de las veces se debate entre amar a Led Zeppelin o a los Allman Brothers, una de esas disyuntivas tan irresolubles como cuando a un chiquillo le piden que se decante entre papá y mamá.

 

A la hora de recopilar hitos biográficos, Fuchs ha dejado constancia de tragedias y hábitos muy poco deseables, desde una severa adicción a las drogas al suicidio de una hermana. Puede que nunca haya estado tan sana como hasta ahora; pero también puede, a la vez, que nunca la sangre le hubiese hervido de esta manera.

 

 

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