By Fernando Neira - Centrémonos, lo primero de todo. Dope Lemon es el alter ego de Angus Stone, el proyecto paralelo para el hermanito de Julia. Y un perfil muy distinto, pero complementario, de sus muy evidentes cualidades como autor. En la faceta con la que todos le hemos conocido, asumiendo la mitad de las responsabilidades fraternales de Angus & Julia Stone, teníamos a este muchacho por un tipo sensible y candoroso, un hacedor de monumentos pop a partir de acercamientos acústicos y, en origen, casi folkies. Dope Lemon nos acerca al Angus malote. Ni siquiera resulta sencillo reconocer en las imágenes a aquel chavalito primigenio de aire tierno y ensoñador: el hombre de treinta y tantos que ahora nos contempla es un barbudo de pelo alborotado y mirada intensa, hasta puede que torva (“dope” significa droga o estupefaciente, recordemos). Este segundo trabajo de esta carrera alternativa incide en esa sensación de proyecto oscuro, libérrimo y marginal, grabado junto a los amigos de forma casera y con más ambiciones lisérgicas que estrictamente comerciales. Porque no hablamos de un álbum del todo amigable en cuanto a su accesibilidad para el gran público, pero sí incuestionablemente misterioso y seductor. Hey you, la apertura y más evidente botón de muestra del trabajo, refrenda una sensación que nos acompañará durante buena parte de los 10 cortes: podríamos encontrarnos ante el trabajo de un J.J. Cale fumeta y jovencito. Y si la palabra “cocaine” aflora en el primer verso de Salt & pepper, las asociaciones de ideas se afianzan todavía más. Los ambientes son siempre subyugantes y reiterativos, como de rock minimalista pero con una ventana abierta a los teclados, las salpicaduras electrónicas y unas voces con mucAha reverberación. No nos entrará la euforia durante la escucha de Smooth big cat, pero sí la tentación de ponernos susurrantes y seductores. Nada mejor que pillarle el punto a The midgniht slow, tan sicalíptica, para comprender el concepto en toda su extensión.
