Hay mucha valentía en los surcos de este disco, y eso siempre es motivo de alegría grande. Valentía en todos los sentidos, más allá de esa portada en la que el firmante se atreve a posar desnudo (sus Locos Descalzos lo hacen en la imagen interior) y que es, además de simbólica, una preciosidad.
A Pedro Pastor Guerra lo ubicará siempre el público como el hijo de Luis Pastor, pero a la altura de este tercer álbum deja claro que su perspectiva de la canción de autor es más amplia y ecléctica ‑más contemporánea y, en consecuencia, impura‑ que la de las generaciones que le anteceden. Por eso este es un álbum tan corajudo, porque su sinceridad a flor de piel es tan franca como alérgica a las verdades absolutas. Pedro es un escritor maravillosamente sensible (“Retomemos el principio / donde brota la vida / como semilla sin cáscara”, propone en Desnudémonos) que solo acude a una firma externa, la de Suso Sudón, para matizar: “Valiente es aquel que siente miedo / no se paraliza y lo utiliza / como combustible del valor”.
Hay mucha, muchísima vida en esta colección grabada necesariamente en directo, durante diez días de reclusión en un caserío guipuzcoano en el que –salta al oído‑ compareció la magia. Y una parte de la hechicería habrá que atribuírsela al violinista Diego Galaz, hombre de mirada limpia y plural cuya polivalencia (acaba de grabar también lo nuevo de Quique González) es una de las mejores noticias para nuestra música popular, en el más amplio espectro del término. Galaz convoca a sus Fetén Fetén, la factoría que comparte con el acordeonista Jorge Arribas, para la irresistible Huapango, mientras la huella latinoamericana también se hace presente en Bailando(con El CaribeFunk) y El baile (junto a Lola Membrillo).
Pedro hace bien en no amoldarse a la vida moderna, como testimonia en El odio. Por eso su guitarra se encariña tan pronto de la balada como del rap inteligente (Soledades). Y qué bien que así sea.
Qué bonita reseña , Fernando. Gracias por tu generosidad.
Gracias por tanta música, Diego. No paréis 🙂
Gracias! Mejor critica es imposible .
Todo un descubrimiento!!!
Me alegro mucho, María. Sí, Pedro merece ser descubierto. Sin duda 🙂