Nunca es tarde para tragarnos nuestras propias palabras. Unos y otros habremos hablado en alguna ocasión con desdén (o impostada indulgencia) sobre Harry Styles, igual que nos compadecimos, aguantándonos la risita sardónica, de los adultos que ejercían de acompañantes de tantas adolescentes enloquecidas en aquella visita veraniega de One Direction al Vicente Calderón en 2014. Entonces nos tomamos a chirigota a aquella boy band insulsa, aquel casting televisivo de guapos con cara de pilluelos que apenas aportaban otra cosa que su cara bonita. Styles ya demostró en su homónimo estreno solista (2017) que atesoraba talento, casi tanto como su compañero Niall Horan. Pero Fine line, dejémonos de rodeos, es un trabajo directa y abiertamente deslumbrante. Styles se persuade y nos convence de que a sus 25 años encarna a una de las más evidentes estrellas globales de la nueva generación, y para ello no necesita plegarse a sonidos pretendidamente contemporáneos o sintéticos. Fine line suena boyante y moderno, pero no se olvida jamás de que detrás de una producción refinada debe latir siempre, siempre, el corazón de un buen lote de canciones. Y ahí surge el admirador de Stevie Nicks o Joni Mitchell, el rubiejo descarado que es capaz de colarse en los camerinos de Van Morrison y arrancarle una sonrisa para la posteridad al viejo genio gruñón. El trabajo se abre con una descarga de pop-soul electrónico de finísima factura (Lights up, Adore you, Watermelon sugar…), pero es capaz de recalar en la balada (Cherry, Falling) sin que se dispare la diabetes, o en guiñarle el ojo con To be so lonely al So lonely de Police. Harry puede recordar a Iron & Wine cuando adopta la vestimenta acústica, pero en Fine line, la canción titular y definitiva del álbum, le planta cara directamente a Bon Iver. Antes deslumbra con un medio tiempo denso y sin prisas (los seis minutos de She) y con un fabuloso caramelo pop, Canyon moon, que podría colarse en cualquier selección con lo mejor de este 19. En definitiva: lo guapos que habríamos estado calladitos.